El campo mexicano acusa mayores niveles de desnutrición, pobreza, abandono, migración, perdida de la diversidad genética de cultivos autóctonos del país y de la región, principalmente del maíz, invasión de productos transgénicos y, para el país en su conjunto, pérdida de soberanía alimentaria, pérdida de soberanía a secas: una larga letanía de elementos que respaldan la aseveración de que el resultado del TLCAN en el campo es un desastre