Con el Protocolo de Kyoto lo que entra en vigencia es el comercio de emisiones
A los Estados y pueblos del Norte les corresponde controlar a sus empresas, sancionar los delitos contra la humanidad y detener su irresponsable accionar y el fomento a la corrupción. A los Estados y pueblos del Sur nos corresponde, enjuiciar a las empresas petroleras por los daños sociales y ambientales, hacer frente común para aislar a aquellas empresas que afectan no solo la soberanía nacional sino que son una amenaza para los pueblos a nivel nacional y global
El día 16 de febrero del 2005 entró en vigencia a nivel internacional el Protocolo de Kyoto, luego de que Rusia ratificara su adhesión.
Desde Marrakech hasta la reunión de Buenos Aires - donde tuvo lugar la X Conferencia de las Partes del Convenio Marco de Cambio Climático -, realizada en noviembre del 2004.- se han discutido como cumplir con el Protocolo de Kyoto, sin afectar los intereses corporativos de las empresas.
¿Qué es el Protocolo de Kyoto?
A pesar de que científicos agrupados en el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) han aseverado que para evitar una catástrofe global hay que reducir inmediatamente las emisiones de gases que producen el efecto invernadero en un 60% con respecto a los niveles de 1990, el Protocolo se ha planteado solo una reducción del 5%, acompañada de los Mecanismos de Desarrollo Limpio y con metas hasta el 2012, cuando el primer período de cumplimiento del Protocolo de Kyoto haya finalizado.
Los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL), el Comercio de Emisiones o el Fondo Prototipo de Carbono del Banco Mundial, creados como formas de implementación del Protocolo de Kyoto, son formas mediante las cuales los países contaminadores evaden responsabilidades de reducir emisiones.
Las Naciones Unidas han gastado tiempo y recursos para evadir acciones reales y, por el contrario, han logrado crear una nueva mercancía: el mercado de carbono.
Después de 8 años de negociaciones, se ha logrado lo que resultaba imposible de imaginar cuando se planteó el problema del calentamiento global: que el problema lo tienen que resolver los pobres, pues para los ricos es muy caro pues esta en juego su estilo de vida y desarrollo tecnológico. En este nuevo escenario, los países empobrecidos entregarán sus territorios para ser ocupados por plantaciones, habrá expropiación y desplazamientos de tierras, bosques. Las áreas protegidas serán privatizadas. Con los Mecanismos de Desarrollo Limpio se está borrando la barrera y diferencias entre los responsables del cambio climático que son los países industrializados y los países no industrializados del Sur del mundo.
Pero hay una amenaza aún peor para los países del Sur: se aceptó a los árboles transgénicos en el paquete de mecanismos reconocidos por este Protocolo, poniendo en riesgo nuestra biodiversidad. Todo esto mientras las empresas petroleras siguen haciendo sus negocios, como siempre.
En lugar de buscar soluciones concretas, han sido 8 años para la entrega de concesiones a las empresas transnacionales petroleras. Las corporaciones nunca estuvieron dispuestas a hablar de la existencia del problema pero ahora, que hay un nuevo negocio, el tema cobra importancia para ellas. El calentamiento global ha sido el mejor pretexto para colocar en el mercado la absorción de dióxido de carbono, la conservación, al aire, a la absorción de dióxido de carbono, a la conservación; y entre las empresas inscritas para este nuevo negocio a las corporaciones petroleras, que oportunamente empiezan a cambiar su nombre por el de "empresas energéticas".
La única forma de enfrentar el cambio climático es asumiendo, como países, las responsabilidades y obligaciones por la destrucción ambiental local y global, provocada por las actividades de exploración, extracción, transporte y refinación de combustibles fósiles, así como por el consumo de los mismos.
A los países del Sur nos corresponde proteger los bosques, los manglares, las cuencas hidrográficas. A los del Norte, cambiar su modelo de producción y consumo.
A los pueblos del Sur nos deben enorgullecer los resultados concretos que, gracias a la resistencia de las poblaciones locales, se están logrando. Impedir la ampliación de la frontera petrolera cumple con dos objetivos, por una parte impide que salga un combustible que tiene efectos desastrosos sobre el planeta y por otro conserva bosques y ecosistemas. Los países del Norte deben reconocer, estimular y premiar este esfuerzo.
A los Estados y pueblos del Norte les corresponde controlar a sus empresas, sancionar los delitos contra la humanidad y detener su irresponsable accionar y el fomento a la corrupción. A los Estados y pueblos del Sur nos corresponde, enjuiciar a las empresas petroleras por los daños sociales y ambientales, hacer frente común para aislar a aquellas empresas que afectan no solo la soberanía nacional sino que son una amenaza para los pueblos a nivel nacional y global.
Por el planeta y su gente,
OILWATCH
16 de febrero del 2005