"El sistema industrial convierte el maíz en una fábrica de materiales y componentes para alimentos procesados: le convienen los híbridos de alto rendimiento, los genéticamente modificados, con los que las compañías ganan en un extremo de la cadena de valor, y en el otro extremo, con comestibles procesados de dudosa calidad. Mientras, buscan romper la cohesión comunitaria, base de confianza de quienes han logrado mantener conversaciones milenarias, colectivas, con sus milpas, defendiendo su autonomía".