Con los pies en la tierra, desde Abya Yala hasta Kurdistán
A las 12 del mediodía del domingo 13 de octubre, 527 años después de la invasión, del saqueo, del genocidio, allí estaban, iniciando la ceremonia y resistiendo. Haciéndose gigantes, multiplicándose, gritándole al colonialismo que están vivas, rompiendo el cerco mediático que intenta acorralar las voces de nuestros pueblos y nuestros cuerpos: acuerpándose en una multitud que colmó la Plaza San Martín, en la ciudad de La Plata, en el 34° Encuentro, para dar comienzo a la Asamblea de Feministas del Abya Yala.
34° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas,Trans, Travestis, No Binaries, Intersexuales,
Bisexuales, Indígenas, Negras, Afro y Racializadas
Octubre 2019, La Plata
“Aquí no tenemos el tiempo neoliberal, aquí no tenemos el tiempo racista, aquí tenemos los tiempos de Abya Yala”, Lolita Chávez.
A las 12 del mediodía del domingo 13 de octubre, 527 años después de la invasión, del saqueo, del genocidio, allí estaban, iniciando la ceremonia y resistiendo. Haciéndose gigantes, multiplicándose, gritándole al colonialismo que están vivas, rompiendo el cerco mediático que intenta acorralar las voces de nuestros pueblos y nuestros cuerpos: acuerpándose en una multitud que colmó la Plaza San Martín, en la ciudad de La Plata, en el 34° Encuentro, para dar comienzo a la Asamblea de Feministas del Abya Yala.
Encender el fuego de la memoria
(“Las que siguen ardiendo en nuestra rabia y las que iluminan nuestra fiesta”)
Las banderas de los pueblos se entrelazan en caracol en el suelo, el aire empieza a sahumarse, las hojitas de coca pasan de manos en manos hechas cuenco. Comienza la mística inicial. Se nombra a las ancestras, se nombra a Berta Cáceres, a Diana Sacayán, a Marielle Franco, a Macarena Valdez, a Lohana Berkins, se las nombra y se las hace presentes. Los feminismos indígenas, negros, afros, disidentes, campesinos, piqueteros, villeros, populares, de trabajadoras, migrantes, comunitarios y territoriales se acuerpan en el reconocimiento de las identidades, historias y luchas. Las mujeres de los pueblos que resisten comparten la misma raíz, se reconocen en la mirada y declaran al mundo que son parte de la tierra, que la autodefensa es conjunta, contra toda opresión, persecución y extractivismo.
Más de treinta oradoras hicieron temblar el territorio querandí. Entre ellas, Lolita Chávez, del pueblo maya K´ICHE´,de Guatemala; Adriana Guzmán, feminista aymara, de Bolivia; Isabel Huala y Ninoska Pilacura, activistas mapuche, de Argentina; Viviana Catrileo, activista mapuche de Anamuri, CLOC-VC, de Chile; Yurima y Ámbar Miranda, de Honduras; Bernarda Pessoa, del pueblo qom, de Conamuri, Paraguay; Naiara Leite, del Movimiento de Mujeres Negras de Brasil; Jéssica Corpas, activista colombiana del Feminismo Negro y Migrante, de Argentina; Ketty Marcela López, de la Organización de Mujeres Indígenas y Amazónicas, de Perú; Alessia Dro, del Movimiento de Mujeres de Kurdistán; y la presencia, a través de un emotivo audio, de Blanca Chancosa, dirigente de CONAIE, de Ecuador, quien no pudo viajar al Encuentro por estar participando del levantamiento popular contra el gobierno de Lenin Moreno y el acuerdo firmado por el mismo con el FMI. Ana Iris Nogueira Pacheco del Movimiento Sin Tierra de Brasil y Zulma Molloja de la Unión de Trabajadores de la Tierra de Argentina, pusieron en grito a la demanda por la reforma agraria.
La tierra. La tierra como fuente de vida y futuro, y no como propiedad para la explotación y especulación, habló a través de sus voces “contra las trasnacionales de la muerte”.
Contra el racismo y el extractivismo
Lolita Chávez, del Consejo del pueblo maya K´ICHE´fue quien comenzó la mística y encendió el fuego de la Asamblea con cada una de sus intervenciones: “No queremos aliados militares, no queremos guerras, no queremos bombas en nuestros territorios (…) Vivas y vives estamos aquí protegiendo a la madre tierra, protegiendo el territorio tierra, pero también este territorio que lleva la sangre de la tierra, protegemos nuestro cuerpo como primer territorio de defensa.”
Miriam Miranda, de la Organización Fraternal Negra Hondureña (OfraNeH), del COPINH, no pudo viajar al Encuentro, pero estuvieron presentes Yurima y Ámbar Miranda: “Somos un pueblo que lucha contra el extractivismo, que lucha por hacer prevalecer nuestras raíces. (…) Honduras es uno de los países donde es más difícil ser mujer y más cuando se lucha por los derechos, por nuestra ancestralidad, por hacer prevalecer nuestra lengua, somos criminalizadas, judicializadas por eso.” (…) “Queremos un Honduras libre, vivo y sin dictadura. Y no nos cansaremos de pedir justicia para Berta Cáceres.”
Además, se reprodujo un mensaje en audio de la misma Miriam:“ (…) La naturaleza y los recursos naturales nos están haciendo un llamado a las mujeres feministas, mujeres diversas, en cuanto tenemos que poner nuestra voz, nuestra resistencia y nuestra lucha por un planeta mejor. La humanidad definitivamente está en peligro de desaparecer. La crisis climática nos lo dice.”
La presencia y participación política de las mujeres indígenas, campesinas y agricultoras puso en agenda el eje socioambiental ligado al problema de la desigual distribución de la tierra, la soberanía alimentaria, los agrotóxicos, las fumigaciones, los monocultivos, el extractivismo y las corporaciones del agronegocio. Por primera vez se dictaron dos nuevos talleres al respecto: “Mujeres y luchas ambientales” y “Ecofeminismo”, ambos con una masiva concurrencia.
Las desigualdades ejercidas sobre las mujeres migrantes también fueron puestas en debate. Jéssica Corpas, del Feminismo Negro y Migrante, expuso: “No es lo mismo ser una mujer en este cuerpo negro, y entre más negra es la piel más dura es la discriminación y más grande es la desventaja que se tiene ante la sociedad. Este es un espacio también para que nos cuestionemos esos lugares de privilegio que tenemos como feministas, esos lugares de clase, esos lugares de racialización, de nuestras elecciones sexuales, nuestras identidades, por las cuales nos estigmatizan, nos violentan, nos matan. (…) Las mujeres migrantes estamos en la base de la discriminación en la Argentina y eso es algo que queremos visibilizar. (…) Hablamos de engrosar la lucha y salir a las calles pero que muchas compañeras estemos aquí saliendo a las calles implica que hay mujeres que son migrantes que están cuidando nuestros hogares, cuidando nuestros hijos, nuestras hijas, nuestres hijes, y para eso tenemos que luchar unidas, para que todas podamos salir a las calles de una manera justa, igualitaria. (…) Que portar un cuerpo negro no sea una vergüenza, que portar un cuerpo indígena no sea una vergüenza, necesitamos revindicar nuestras identidades, necesitamos que nos acompañen y nos vean como sujetas políticas y no como víctimas ni como vulnerables.”
Así también lo expresó Naiara Leite, del Movimiento de Mujeres Negras de Brasil: “El racismo en Brasil es lo que define si vivimos o no vivimos, si comemos o no comemos, si somos violadas o no somos violadas. Fue el racismo el que definió la ejecución de Marielle Franco. Fue el racismo el que definió la ejecución, hace dos semanas, de una niña de 8 años. Estamos hablando de una nueva esclavización hacia la población de mujeres negras de Brasil.”
“¡Monsanto, Monsanto! ¡Fuera de los campos! ¡Syngenta, Syngenta! ¡Vos no me alimentas!”
Casi al finalizar la jornada, irrumpieron con la fuerza de la tierra, las mujeres de la UTT al grito de: “¡Azo, azo, azo! ¡Se viene el verdurazo!” La fragancia de las verduras frescas y agroecológicas que producen las trabajadoras abrazó la tarde. 50 mil kilos de verduras, en cajones repletos, llegaban pasando de manos en manos, entre sonrisas, saltos y cantos. Zulma Molloja tomó el micrófono y la plaza estalló. “No tenemos viviendas dignas, vivimos en casas precarias (…) Ayer vino la tormenta y arrasó con toda nuestra producción. Y éste Estado nunca está presente. Nuestras viviendas son de madera, sin baños, sin duchas, como tiene que ser. Nuestros hijos sin escuelas públicas, sin escuelas rurales, han quedado en el olvido nuestros hijos. Atrás de nosotras hay nuestros hijos e hijas que necesitan escuelas rurales, caminos. Nosotros hemos quedado en el olvido y aparte nos quieren meter a las multinacionales envenándonos a nosotros y a nuestros hijos. ¡Fuera Monsanto! ¡Que se vayan las multinacionales!
No vamos a permitir que se siga atropellando a todo pequeño productor, al sector rural. Porque nosotras hoy en día nos hemos empoderado, nos hemos levantado para avanzar en la agroecología, por la soberanía alimenaria y empezar a producir sano.”
Zulma se retira ovacionada. Detrás de la glorieta central comenzó el “verdurazo”, y entre brazos que se estiran para brindar alimentos sanos, cuenta: “Hoy estamos acá todas las productoras haciendo ver nuestro trabajo, quiénes somos. Atrás de esa lechuga, de ese tomate, existe una mujer, existe una compañera trabajando la tierra. Hoy estamos acá regalando verdura para que vean de dónde viene, quién lo hace. No de los supermercados. Nosotras alimentamos a todo el pueblo argentino.
El problema de la tierra claro que es central, pero no sólo en el espacio rural sino en general. En los barrios también sucede que hay muchos niños que no tienen vivienda, hay mucha hambre, muchos niños en las calles, muchas mujeres mueren en las calles. Y a raíz de esto nosotros presentamos una Ley de Acceso a la Tierra en 2015 y hasta ahora no hay avance. Queremos que nos den las tierras fiscales, que en vez de estar llenas de yuyos y montes nos las den a nosotras para seguir produciendo agroecológico y sano, para la soberanía alimentaria, para nuestros hijos.”
La Asamblea de Feministas de Abya Yala culmina mientras el sol se pone. La energía de una jornada intensa y radiante parece haber borrado por completo al temporal de los últimos dos días que no pudo interponerse al Encuentro más grande en la historia del feminismo en Argentina. Ahora, comienza la marcha más grande. Y allí van ellas, abriéndole el paso a Cintia, con el tractor, entre las columnas. Abriéndose paso, con las manos curtidas, con los ojos brillantes y abiertos como nunca antes, y con los pies firmes sobre la tierra.
- Fotos de Analia Cid, Nadia Petrizzo y Julieta Lopresto para Marcha.