La discusión en torno a los organismos genéticamente modificados (OGM) va más allá de consideraciones científicas, técnicas o académicas. De hecho, su fondo es político-ideológico. Porque los grandes productores, comercializadores y, por ende, promotores de los OGM son las empresas transnacionales, cuyos propósitos no son, ni por cerca, humanitarios, sino estrictamente comerciales