Saberes tradicionales

Semillas criollas: Alimentando la vida

Las semillas son el patrimonio colectivo de los pueblos. A través del mejoramiento, la multiplicación y el intercambio, los campesinos, campesinas y comunidades indígenas de todo el mundo han creado una increíble diversidad de recursos fitogenéticos en miles de años de trabajo, asegurando el suministro de alimentos. A largo plazo hacen posible que las plantas y la agricultura, se adapten a condiciones ambientales cambiantes. Esto es particularmente importante en relación con el cambio climático. Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), el 75% de las variedades del mundo se han perdido en los últimos 100 años.

Semillas criollas: Alimentando la vida

- Foto por Francisco López Bárcenas.

"El maíz no está quieto, llega a lugares lejanos, se reacomoda, se resiste a desaparecer, tal como quienes lo siembran. Por eso es preocupante que se le vea como una cosa para proteger en sí misma, con “su” día, en regiones especiales".

En la extrema cotidianidad mexicana

Remiendos que no alcanzan

Hace unos días el Senado dio visto bueno al dictamen de la Ley Federal para el Fomento y la Protección del Maíz Nativo. En lo sustancial, el proyecto reconoce la importancia del maíz en la dieta, la economía y las relaciones bioculturales de los mexicanos. En contraste con las políticas que abandonaron el campo y que favorecieron un modelo agrícola desigual e incompatible con la salubridad ambiental, se propone deshacer el daño ocasionado a la herencia cultural y soberanía alimentaria, fomentando el desarrollo sustentable del maíz nativo, su productividad, competitividad y biodiversidad.

Remiendos que no alcanzan

Desde la semilla | Feria anual de la vida

Con el mismo convencimiento con el que desde hace más de 10 años decimos que otra salud es posible y otro Estado es necesario, sabemos que otra agricultura es posible y otra economía es necesaria (y todas sus combinaciones).

Desde la semilla | Feria anual de la vida

Un viaje a García Rovira con el maestro Mario Mejía Gutiérrez

Durante casi dos décadas, el maestro Mario Mejía Gutiérrez acompañó el proceso campesino Agrovida, que surgió de la defensa del páramo El Almorzadero. Censat Agua Viva, de la que somos parte, empezó a trabajar allí hace tres décadas con las comunidades de Cerrito y Concepción buscando frenar un proyecto carbonífero. En uno de los primeros viajes a la Provincia de García Rovira, lugar en el que se asienta el páramo, viajamos él y yo en bus desde Bogotá hasta Málaga, capital de la provincia. Este texto recuerda ese recorrido que me permitió acercarme a Mario y empezar una bella amistad.

Un viaje a García Rovira con el maestro Mario Mejía Gutiérrez

El modelo es talarnos la memoria

El sol refleja manchones blancos sobre el pavimento de la ruta 11, camino a Desvío Arijón. Las casitas bajas de colores claros, al otro lado de la vía que corre paralela al asfalto, parecen esconder secretos de otras épocas. A 40 kilómetros al sur de Santa Fe, un cielo azul de agosto se recorta entre los árboles. El verde de las plantas desdibuja la certeza del invierno. Jeremías Chauque nos recibe en su casa con su familia. Un cartelito en la entrada: “Desvío a la Raíz. Agricultura Ancestral”.

El modelo es talarnos la memoria

Mario Mejía el Gran Maestro

La  enorme sabiduría del Maestro Mario Mejía le permitió entender la complejidad, belleza, potencialidad y limitaciones de nuestros ecosistemas tropicales, la diversidad biológica y cultural, la sacralidad de los bienes comunes, las energías sutiles, los flujos y equilibrios energéticos que rigen a los seres vivos, los suelos y los agroecosistemas. También su aguda sensibilidad social le permitió identificar las diversas estrategias que han implementado  los pueblos  para cuidar y  utilizar los bienes e implementar las diversas formas de agriculturas alternativas para producir alimentos y de los medios de sustento.

Mario Mejía el Gran Maestro

Suplemento Ojarasca N° 268: Chiapas-Guatemala, la frontera caliente

Como parte de un proyecto de investigación financiado  por la DGAPA-UNAM, realizamos dos  recorridos de campo en la franja fronteriza Chiapas-Guatemala, el primero en 2017 y el segundo  en 2018. Obtuvimos información de primera mano que nos  permitió reconstruir experiencias de vida con gran contenido  solidario y buenas relaciones entre habitantes de ambos  lados de la frontera.

Suplemento Ojarasca N° 268: Chiapas-Guatemala, la frontera caliente