Suplemento Ojarasca, La Jornada

Algo sucede en Oaxaca. El reciente movimiento magisterial de la sección 22 del SNTE rebasó los límites de un movimiento gremial independiente y concitó la unión del abigarrado y contradictorio mosaico político-social del estado en un proyecto de gobierno popular que sobrepasalas proclamas de las organizaciones políticas y se nutre, sobre todo, de la legitimidad real de lascomunidades indígenas

Oaxaca: Hacia un gobierno del pueblo

Existe un grado de maduración en la reflexión tejida desde las regiones presentes, en que la voz colectiva arroja un diagnóstico detallado de la devastación que el capitalismo impone, y que el ánimo de los pueblos, abandonados por los tres poderes de la Unión, es ejercer la autonomía en los hechos, con gran perspectiva y propuestas concretas. La fuerza de esta reunión, deja claro que la lucha de los pueblos es claramente anticapitalista y se inserta con pie firme en la Otra Campaña, que busca sumar los esfuerzos de todos los sectores sociales mexicanos para construir otro país verdaderamente justo y democrático

México: voces del IV Congreso Nacional Indígena. Autonomía en los hechos

El país -que es muchos países regionales fragmentados y dispersos- comienza a hacer visible sus luchas y sus historias. La gente se junta y entiende que los embates se repiten. Son historias terribles, pero también luminosas, que comienzan a hacer clic. Y la gente de todos los sectores sociales del valle comienza a entender que solos no podrán nada y que el agua es un bien común que hay que defender

México: organización de abajo

Los Altos Poderes distraen la atención alertando contra una presunta amenaza de cambios en el mapa físico por causa de los pueblos, cuando el verdadero cambio acontece en el mapa mental, algo que no pueden impedir las fronteras, los cercos militares ni los despojos y desplazamientos programados. Y menos ahora que los pueblos originarios empiezan a vincularse con las luchas campesinas y urbanas de los distintos países, más allá del ya reconquistado espacio vital de su condición indígena

El desafío indígena en América Latina

Su vida entera contradice los supuestos etnográficos que sitúan en la raza o en la sangre la pertenencia a un pueblo. Vivió y murió como el más huichol de los huicholes

México: Pedro de Haro, marakame wixárika

Un pequeño homenaje a Don Pedro de Haro, autoridad moral entre los wixaritari, fallecido en el día de ayer: "Con el movimiento de entonces los wixaritari reinauguraron una defensa de su territorio que continúa hoy y data por lo menos de mediados del siglo xix, cuando junto con coras y tepehuanos formaron ejército con Manuel Lozada en una rebelión (paralela a la guerra de castas en Yucatán) que estuvo a punto de tomar Guadalajara, en defensa de la tierra y contra la desamortización que diezmó territorios indígenas en todo el país"

México: la lucha pasa por atender lo sagrado

"El etnocidio se ampara en muchos nuevos santos patronos: turismo, ecología, 'evolución' transgénica, política 'moderna' (alias 'democracia'), televisión. El monopolio estatal de la fuerza y la coerción no es nuevo. Etnocidio. Genocidio. Desarrollo. Progreso. Futuro. Modernidad. Si a desarrollos turísticos vamos, de Punta Peñasco (golfo de Baja California, o mar de Cortés, Sonora) a Roberto Barrios (río Bascán, Chiapas) la historia se quiere escribir con la misma tinta en la sangre"

México: el etnocidio se llama hoy desarrollo turístico

Cambian las etiquetas, los lineamientos locales, los detalles cartográficos. En su médula, el continente se encuentra a merced de los cuatro jinetes del mercado: privatización territorial, enajenamiento de recursos naturales, acaparamiento genético y racismo ambiental. Un trasfondo muy perturbador para esos gobiernos latinoamericanos que se jactan hoy de "populares", "democráticos" y relativamente "independientes" del gobierno estadunidense y la globalización

Argentina, Chile, Perú, México... La ocupación de territorios indígenas: política de Estado en América Latina