Como nunca antes, los pueblos indígenas de América se están hablando, y al fin le han puesto un mismo nombre a su enemigo común: capitalismo. De Alaska y el helado norte de Canadá a Patagonia y Tierra del Fuego, los pueblos originarios la plantan la cara a los poderosos. En un par de casos, líderes legítimos suyos han llegado al poder nacional (Ecuador hace unos años, Bolivia hoy), y han cambiado, al menos parcialmente, el salvaje rumbo neoliberal y burgués que tenían esos, al igual que el resto de países (excepción hecha de Cuba y Venezuela, mas no los fiascos "socialistas" de Brasil, Argentina, Uruguay, Nicaragua y Chile)