El 8 de marzo es el día de las trabajadoras: de las que siembran, de las que cuidan, de las que alimentan. Día de las manos que preparan la tierra, de las jaulas de verdura cuando nace el sol, de los pasos llegando al mercado. Días con doble jornada: la del trabajo en la casa y en la quinta, en la casa y en el mercado, en la casa y en el tambo. Trabajo silenciado, invisibilizado y a la vez imprescindible.