Estimadas amigas, estimados amigos: volvemos a encontrarnos con las Novedades Nº 523 del sitio Biodiversidad en América Latina y el Caribe ( http://www.biodiversidadla.org) de la última semana.
Nos pone muy felices compartir con ustedes la Revista Biodiversidad, sustento y culturas N° 90 que acabamos de publicar y que tiene su eje en la experiencia campesina agroecológica cubana que a partir de los años noventa emprendió una reforma agraria integral y la promoción de modos de producción más afines con las prácticas tradicionales del campesinado en Cuba y con las visiones agroecológicas. Esto impulsó el abandono de la agricultura industrial, una recuperación de los suelos y de las semillas nativas, y un impulso denodado por aumentar el número de familias, casi siempre organizadas en cooperativas, que producen alimentos para sí mismas y para el pueblo cubano. Hoy existe una pujante revolución campesina, de corte agroecológico, y la soberanía alimentaria crece y se fortalece.
Lamentablemente nos toca esta semana despedir a quien fuera el principal líder de la revolución que el pueblo cubano llevó adelante y a quién citamos en la editorial frente a la "causal" coincidencia de los 90 años cumplidos en el mes de agosto y los 90 números de nuestra revista; Fidel Castro Ruz decía el 16 de noviembre de 1996 decía ante la FAO:
“El hambre, inseparable compañera de los pobres, es hija de la desigual distribución de las riquezas y de las injusticias de este mundo. Los ricos no conocen el hambre. El colonialismo no fue ajeno al subdesarrollo y la pobreza que hoy sufre una gran parte de la humanidad. Tampoco son ajenos la hiriente opulencia y el derroche de las sociedades de consumo de las antiguas metrópolis que sumieron en la explotación a gran parte de los países de la Tierra. Por luchar contra el hambre y la injusticia han muerto en el mundo millones de personas. Son el capitalismo, el neoliberalismo, las leyes de un mercado salvaje, la deuda externa, el subdesarrollo, el intercambio desigual, los que matan a tantas personas en el mundo. ¿Por qué se invierten 700 mil millones de dólares cada año en gastos militares y no se invierte una parte de estos recursos en combatir el hambre, impedir el deterioro de los suelos, la desertificación y la deforestación de millones de hectáreas cada año, el calentamiento de la atmósfera, el efecto invernadero, que incrementa ciclones, escasez o excesos de lluvias, la destrucción de la capa de ozono y otros fenómenos naturales que afectan la producción de alimentos y la vida sobre la Tierra? Las campanas que doblan hoy por los que mueren de hambre cada día, doblarán mañana por la humanidad entera si no quiso, no supo o no pudo ser suficientemente sabia para salvarse a sí misma”.
Nuestro fraternal y sentido abrazo a todo el pueblo cubano.
Lucía M. Vicente
Carolina Acevedo
María Eugenia Jeria
Carlos A. Vicente
Acción por la Biodiversidad
http://www.biodiversidadla.org
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