Silvia Ribeiro

Drones y abejas transgénicas

Se están tramitando dos iniciativas de ley sobre apicultura que favorecen los intereses de las grandes empresas de agrotóxicos e intermediarios de la miel, mientras, irónicamente, criminalizan a los pequeños y medianos apicultores que son quienes sostienen más de 90 por ciento de la actividad apícola del país. La iniciativa de la senadora Merced González González (Morena), incluye legalizar el uso de drones en lugar de abejas. Esto es algo de gran interés para Bayer-Monsanto y otras trasnacionales, porque les permitiría seguir aumentado el uso de sus agrotóxicos que ha sido cuestionado mundialmente por el daño a las colmenas. La misma propuesta promueve también la manipulación genética de las abejas.

Drones y abejas transgénicas

UPOV: 60 años de más

Organizaciones internacionales y continentales de Asia, África y América Latina lanzaron este mes un llamado a organizar una semana de acciones contra la UPOV, (Unión internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales) con la demanda central de terminar con este nocivo organismo internacional que cumple 60 años en diciembre.

UPOV: 60 años de más

- Foto de manifestación en Río de Janeiro - Brasil. EFE/ANDRÉ COELHO

"Las crisis son graves y existen. Por eso mismo, no tenemos tiempo de dejarnos llevar por la desesperación o ignorar las raíces de los problemas y creer en que se resolverán con más tecnología y otras “soluciones” que nos quieren vender los que defienden el mismo modelo que los causó. Tanto en la crisis climática, como en las crisis de salud y en la pandemia hay una enorme diversidad de propuestas desde muchas comunidades, barrios, organizaciones de base, movimientos, pueblos. No son solamente propuestas, son también acciones que ya se realizan -como proveer alimentación al 70 por ciento de la humanidad, al tiempo que previene el calentamiento global y cuida la salud desde las redes campesinas, o los muchos ejemplos de cuidados de salud colectiva, de clínicas preventivas y de atención primaria – y muchas otras que podemos compartir, desarrollar y fortalecer".

Somos, sabemos, podemos

Foto del sitio: El Español

Esta semana, un nuevo informe del Panel Intergubernamental de expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) volvió a mostrar que el desequilibrio climático global es muy severo y que las cosas están peor de lo que ya habían advertido en su informe anterior en 2013.

¿Estamos fritos?

Foto del sitio: Buzzfeed

Por cada peso que pagamos por comida industrializada, pagamos otros dos pesos más por los daños a la salud y al ambiente que provoca el sistema agroalimentario industrial.

El alto costo de la mala comida

Foto del sitio: Land Portal

Las trampas de las empresas para ignorar la gravedad del cambio climático que ellas mismas han provocado no sólo empeoran el clima, también producen otra serie de nuevos impactos sobre las comunidades que se agregan a los del cambio climático, como nuevos acaparamientos de tierra y desplazamiento de comunidades.

Caos climático y acaparamiento de tierras

Foto del sitio: La Nación

No podemos vivir sin comer. Los alimentos y todo lo que les rodea están en la base de la vida de todas las personas. Por ello controlar ese mercado es un objetivo fundamental de las empresas trasnacionales. Al día de hoy, cuatro o cinco grandes empresas de agronegocios controlan más de la mitad del mercado global en cada eslabón de esa cadena industrial. Con la pandemia aumentó explosivamente la entrada de las gigantes tecnológicas y de comercio en línea, lo cual ha cambiado las estructuras de producción y quiénes controlan a productores y consumidores. Para legitimar este asalto digital y biotecnológico a nuestra comida y sentar nuevas normativas internacionales (leáse evitar regulaciones y control públicos), se concibió la llamada Cumbre de Sistemas Alimentarios, a realizarse en septiembre de 2021.

Cumbre de los dueños de la alimentación

Foto: France 24

La semana pasada, del 11 al 13 de junio, se reunió en Cornualles, Inglaterra, el llamado G7. Un grupo auto-elegido integrado por los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Canadá y Japón. A 2019, esos siete países reunían cerca del 58 por ciento de la riqueza global y el 46 por ciento del PIB mundial. Además son sede de la mayoría de las empresas transnacionales. Se arrogan el suficiente peso económico, político y militar para dar directivas al resto del mundo. En esta ocasión también fueron como observadores representantes de la Unión Europea, Corea, Sudáfrica e India.

Claves para entender los mensajes del G7