Una semana escasa después de la elección, un sin número de comunidades, pueblos, organizaciones, figuras académicas y personas individuales le exigen al presidente electo AMLO, que cancele el nuevo aeropuerto de la ciudad de México, puesto que dicha obra, impugnada desde principios del siglo XXI, es a todas luces un monstruo de devastación y despojo extremos. La extrañeza aumenta desde que el presidente electo, que al principio apareció como crítico de la obra, ahora es impulsor decidido de ésta, tal vez el acaparamiento de tierras más grande en la historia reciente del país.