“Me ataron a un árbol en el bosque, me vendaron los ojos y me dijeron que iba a morir y que ninguna persona podría encontrarme nunca más. Vertieron un líquido amargo en mi boca y me dijeron que lo tragara. Después detonaron varios disparos cerca de mis oídos y ya no podía escuchar nada, entonces se fueron en su automóvil”. Así explica un muchacho guaraní, Valmir Guarani Kaiowá, como intentaron acabar con su vida el pasado lunes 2 junio, a pocos días de que en su país se inaugure el mundial de fútbol 2014.