El coronavirus en Paraguay ha dejado al desnudo, no solo el pobre sistema de salud, también lo descontrolados que pueden ser los “linces [1]”, la vocación de endeudamiento de los gobiernos colorados, la opción por qué la crisis la paguen las y los trabajadores -sean formales o informales-, la violencia patriarcal en los hogares, la ineficiencia absoluta en la repartición de las migajas con las que pretenden que las familias más vulnerables sobrevivan a la cuarentena, el salario multimillonario de algunos funcionarios públicos.