¿Paraguay, un ejemplo de gestión ambiental?
Un nuevo Informe Especial, elaborado por los investigadores Guillermo Achucarro y William Costa, realiza un análisis de la controvertida decisión del Fondo Verde para el Clima (FVC) de ubicar al Paraguay como un ejemplo en la gestión ambiental basándose en datos poco fiables para otorgar más de 70 millones de dólares al Estado paraguayo como “premio” por haber reducido la deforestación y la emisión de gases de efecto invernadero en el periodo 2015-2017.
“La documentación del gobierno no presenta ninguna explicación satisfactoria para este periodo de reducciones acentuadas. De hecho, la Propuesta de Financiación presentada por el Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente (PNUMA) y el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADES) del gobierno paraguayo, afirma abiertamente que “Al momento de desarrollar esta propuesta, no hay ningún estudio disponible sobre las causas de esta reducción en deforestación”. Esto hace que las afirmaciones del gobierno, la ONU y el FVC de que las reducciones en emisiones por deforestación resultaron de acciones estatales, sean altamente cuestionables” señalan los investigadores, al tiempo de indicar que la reducción de la deforestación y de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero del periodo mencionado podría deberse a factores externos a las políticas del gobierno.
“La decisión de otorgar los fondos al gobierno paraguayo y declarar que Paraguay es un modelo para el manejo de los bosques y las soluciones al cambio climático, evidencia que las instituciones internacionales efectivamente están lavando la imagen ambiental del Estado” manifiesta el material añadiendo que el gobierno no ha dado señales de atacar las causas reales de la deforestación en el país a fin de reducirlas o, directamente evitarlas.
Finalmente, los investigadores concluyen que el gobierno, a pesar de su falta de acciones para combatir la deforestación, queda como organismo protector del medioambiente y sus numerosas acciones, que ponen en peligro los bosques del país, se invisibilizan. La actitud de los organismos internacionales es sumamente preocupante y dificulta la tarea de los ciudadanos que buscan presionar al Estado para que cumpla su función de conservar el patrimonio ambiental del país. Para las empresas deforestadoras y contaminantes, todo el aparato construido por el FVC mediante el “pago por resultados”, es nada más que una manera de permitir que la contaminación y la deforestación continúen, y no solo eso, le permiten ser rentable. El gran problema de la deforestación no es la falta de dinero, sino el dinero en manos equivocadas, causado por el poder político desproporcionado y la capacidad organizativa política que tienen los deforestadores a nivel global, regional y nacional.”
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Fuente: BASE Investigaciones Sociales