Aunque la sombra de la represión acecha todos los días, los pueblos indígenas zapatistas se concentran en defender su tierra y en construir una vida en la que prevalezca el sentido de la colectividad, la reivindicación de los usos y costumbres "que sirven" y el desecho paulatino de las prácticas "que no sirven". Al mismo tiempo que rescatan los saberes tradicionales en salud y educación, que cuidan y defienden la naturaleza y que implementan, basados en su historia, una práctica de gobierno enmarcada en el principio de mandar obedeciendo, enfrentan entre otros el desafío de que la mujer, excluida y maltratada dentro de las propias comunidades, "ya no sólo eche tortillas en el comal, sino que participe, tenga derechos y sea respetada"