Desde el ecofeminismo se sostiene que la violencia hacia las mujeres se relaciona linealmente con la destrucción de la naturaleza. Esto es así, porque mujeres y naturaleza comparten la misma raíz de subordinación: el androcentrismo. Esta ideología, táctica y estrategia que reproduce jerarquías y dominación, vertebra y guía nuestros modos de pensar, relacionarnos y producir en casi todos los rincones del Planeta con el mandato de la supremacía de los varones sobre las mujeres y sobre el resto del mundo vivo. Bajo esa lógica, tanto las mujeres como la naturaleza pueden y son explotadas, violadas y destruidas.