El Ecofeminismo vino para quedarse
En el reciente 34 Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias realizado en Argentina, el ecofeminismo estuvo presente por primera vez en formato de taller, en manifestaciones artísticas y en cada denuncia y propuesta surgida desde distintos puntos del país y Latinoamérica, para hacer frente al extractivismo que el patriarcado y el capitalismo ejerce sobre nuestros cuerpos y territorios.
El taller Mujer y Ecofeminismo, que fue promovido por Educadores Ambientales en Red, Amigos de la Tierra, Fundación ECOSUR y GEA, desbordó de participantes y debió descentralizarse en cinco espacios simultáneos durante dos días. Participaron organizaciones que como las convocantes, vienen abordando el ecofeminismo desde la reflexión teórica y el activismo, entre ellas, las compañeras del Taller Ecologista de Rosario, la UTT, MUMA, Alma Verde, el Movimiento Agroecológico La Plata, MTA Rural, la Unión de Asambleas Comunitarias, Docentes por la Vida y la Red de Defensoras del Ambiente y Buen Vivir así como también, una multitud de mujeres y disidencias de todas las edades, colores políticos y latitudes que a nivel individual se sienten curiosas, interpeladas y cobijadas por el feminismo ecológico y por la necesidad de hacer visible la vinculación entre la violencia hacia las mujeres y la destrucción de la naturaleza.
Compartimos a continuación las principales conclusiones de ese espacio y la certeza que el ecofeminismo, aquí y en todas partes, vino para quedarse:
Que la salida a la crisis sistémica ambiental, de valores y cuidados que enfrentamos en el presente no es individual sino colectiva, por lo cual las mujeres debemos organizarnos en los territorios y en redes para tejer comunidad y desarrollar prácticas que conjuguen nuestros conocimientos y experiencias de subsistencia con la politicidad feminista, para la consecución del bien común.
Que el punto de partida es reconocernos como seres profundamente ecodependientes e interdependientes y sensibilizar/nos y educar/nos para la equidad y la sustentabilidad. En este punto, es indispensable dotar a la educación ambiental de contenidos feministas: la educación sexual integral (ESI), la economía del cuidado, la ecología política feminista, la soberanía alimentaria, el Buen Vivir y otras propuestas emancipatorias que generen pensamiento crítico y alternativas que pongan la vida en el centro -una vida deseada y cuidada y no la economía- como el eje rector de nuestros modos de pensar e intervenir en nuestros cuerpos-territorios, comunidades y la naturaleza de la que somos parte.
Que como teoría crítica y movimiento social plural en construcción, el ecofeminismo abraza lo plurinacional y lo diverso, de lo cual se nutre y potencia.
Que es urgente como proyecto estratégico ecofeminista, que la agenda feminista nacional incorpore las demandas del ecologismo social: los conflictos socioambientales, el cuestionamiento a modelos productivos extractivistas y contaminantes, la transición hacia la soberanía alimentaria y energética, el cambio climático y la justicia ambiental, entre otros temas centrales.
* Silvia Papuccio de Vidal. GEA Colectiva Ecofeminista
geacolectivaecofeminista@gmail.com