En el noroccidente de la provincia ecuatoriana de Pichincha, las poblaciones han vivido por décadas de la agricultura campesina, la ganadería, el turismo, el pequeño comercio. Este modo de vida se encuentra actualmente amenazado a causa de la explotación minera. Aquí se constituye un escenario repetido por todo el país. Las comunidades luchan por defender el patrimonio, el modo de vida y la dignidad; el gobierno por obtener recursos para los programas sociales prometidos en su campaña electoral. Y lo hace avalanzándose sobre los recursos naturales, con garras y dientes, al precio que sea. A pesar de las promesas de proteger el medio ambiente y respetar a las comunidades, las empresas tienen vía libre para servirse