De autorizarse el cultivo comercial de maíz trasngénico que promueven trasnacionales como Monsanto, el paisaje del campo mexicano será un monocultivo, esterilizado, sin vida microbiológica y sin campesinos, advierte Ignacio Chapela, ecólogo mexicano que en 2001 descubrió la contaminación del grano tradicional con organismos genéticamente modificados.