En el pueblo wixárika (huichol) —como en otros pueblos ancestrales de México— hablar del maíz significa un trabajo silencioso compartido en la milpa y el hogar. De un modo muy cuidadoso los wixaritari mantienen la herencia de miles de años que sus antepasados les legaron. No existe algo más importante en sus vidas que su relación con el maíz. Son sembradores por sobre todas las cosas. Se alimentan del maíz y cuidan del maíz. Cuando comenzaron las amenazas a los pueblos del maíz y al maíz como ser sagrado, se empezó a reivindicar esta maravillosa planta en las asambleas comunitarias, en las localidades y en los grupos organizados de las comunidades —comisionados por las grandes asambleas wixárika para reflexionar, tomar acuerdos y acciones y defender a su niña chiquita, su planta sagrada.