Convocada en el contexto de una hiperinflación de las materias primas alimentarias y de disturbios por hambre a escala mundial, el más llamativo resultado de la reciente Conferencia de Alto Nivel de la FAO sobre la Seguridad Alimentaria Mundial celebrada en Roma fue su resonante llamado a continuar haciendo negocios como de costumbre. Ostensiblemente organizada para resolver urgentes problemas sobre seguridad alimentaria, cambios climáticos y bioenergía, la Declaración Final de la Conferencia no tuvo nada que ofrecer, finalmente, en ninguna de estas áreas.