La globalización, ese apodo benigno para denominar al imperialismo, ha sido presentada desde hace un cuarto de siglo como la medicina milagrosa que solucionaría todos los problemas de la humanidad, entre ellos el hambre. Sin embargo, esa globalización la ha acrecentado, generando una realidad profundamente injusta en términos alimenticios, donde al mismo tiempo unos pocos consumen hasta el hartazgo, mientras que millones de seres humanos soportan la desnutrición o mueren de hambre, en todos los continentes