Alguien hubiese imaginado las implicancias, cuando en aquel verano de 1996 se aprobó, por Resolución Nº 167, del entonces Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación Argentina, Ingeniero Felipe Solá “la producción y comercialización de la semilla y de los productos y subproductos derivados de esta, provenientes de la soja tolerante al herbicida glifosato”. Seguramente no, sin embargo después de más de 20 años de producción ininterrumpida con cosechas de soja récords que año a año se superan, las consecuencias ambientales y sanitarias son claramente muy alarmantes.