Después de 500 años de descapitalización y desvalorización de la cultura alimentaria tradicional, prevalece un sistema consumista occidental, promovido por las trasnacionales de la alimentación a través de los medios de comunicación masiva, e imponiendo el consumo de alimentos nocivos para la salud. Para los gobiernos y empresarios nacionales y transnacionales las políticas comerciales son cada vez más importantes que el ser humano, creando imposición y dependencia alimentaria, económica y tecnológica