"Es precisamente lo irrenunciable al mundo jurídico biodiverso e insurgente - que debe evolucionar y comprender además de los derechos humanos, los de la naturaleza, de la biodiversidad, de la Pachamama - lo que impera soberanamente en esas mentes jipis y trostkas, impregnadas de memoria. También con la mirada firme por una justicia ambiental, para que la misma en los tiempos de pospandemia, se transforme en una afrenta al capitaloceno que reconoce un mismo gen extractivista en todas sus manifestaciones. Algo propio de su paradigma de saqueo, muerte, contaminación, enfermedad, desigualdad, destrucción y despojos. Y como si no fuera suficiente, también de pandemias".