"Desde la visión del derecho clásico, donde el hombre es el centro, el animal es una vida desechable, sacrificable, irracional y salvaje. Aquí toman importancia los agentes polinizadores que no están presentes en nuestro imaginario menos en políticas públicas en un Estado. Sin embargo, estos son los principales sujetos que mantienen nuestro tejido de vida en el planeta mientras el hombre civilizado precipita su extinción".