Desde el campo de las ideas se extiende hacia la sociedad, por los caminos del sentido común y todo su campo simbólico, la premisa de que sólo el conocimiento certificado y adoctrinado es el absoluto generador de “verdades”. El conocimiento hoy en día sólo se encuentra en los institutos y universidades que, curiosamente, mientras más breguen por el paradigma dominante en fervorosidad religiosa, mayor calidad de conocimiento adquieren.