"Permanecer adherido a una discusión acerca de cuándo la evidencia de la nocividad de los transgénicos es irrefutable es hacer el juego a una posición ultracientífica estéril y tramposa. La evidencia ya es suficiente como para romper la trampa de la prueba experimental definitiva e incorporar el elemento ético al debate. Los partidarios de Monsanto y otras empresas similares han guardado un silencio ominoso a este respecto. Su ciencia es equivocada, su metodología, errática, y su ética, inexistente."