Como si avanzáramos a los tropezones y sin brújula, en estos días festejamos haber estatizado Aerolíneas cuando no hace mucho la privatizamos; y lo que es peor, ahora nos la devuelven vaciada, cargada de deudas, sin la mística que siempre tuvo para los argentinos y además presidida por Julio Alak, ex Intendente de La Plata, exponente confiable para el poder de la adaptación darwiniana del PJ. Lo más penoso es que algunos de los que ahora festejan, hasta repiten los mismos gestos que tuvieron cuando votaron para privatizarla. Porque las elecciones en el Congreso se asimilan cada vez mas a la lógica binaria de los certámenes del fútbol o a las elecciones en que importa ganar, no importa el cómo ni el para qué… Somos un país a la deriva. Un país con mucha, mucha gente buena y con un puñado de sicópatas corruptos que manejan ciertas palancas decisivas y que transforman la política, duele confesarlo y aunque a muchos progresistas les escueza, en una cloaca.