"Yo prefiero adoptar la perspectiva de la ciencia post-normal de la que nos hablan Funcowitz y Ravetz, que reconoce la complejidad de muchos problemas ambientales, los riesgos y las incertidumbres inherentes a los mismos, así como los prejuicios valorativos de los científicos y demás sectores que luchan por posiciones encontradas. También es una ciencia colaborativa, que propone una “comunidad de pares extendida” en donde se integren los saberes locales/tradicionales de los propios agricultores, consumidores, y ciudadanos. Como decía Andrés Carrasco sobre sus hallazgos de los efectos nocivos del glifosato: “No descubrí nada nuevo. Digo lo mismo que las familias fumigadas. Solo que lo confirmé en un laboratorio”."
"Cuestiono la supuesta objetividad científica de los que promueven los productos transgénicos. Para ello, proveo ejemplos de cómo la ciencia, incapaz de desentenderse de la realidad político-económica, se politiza, de forma que la definición de lo que es científicamente válido (“el consenso” del que nos habla Irizarry Quintero en su escrito) está inevitablemente influenciada por una lucha política en la que los productores de transgénicos invierten grandes sumas de dinero."