Los biocombustibles se han promovido como una de las medidas para reducir las emisiones de la quema de combustibles fósiles, pero la realidad es que estos combustibles, cuando se basan en cultivos alimentarios, provocan graves impactos sociales, climáticos y de destrucción de biodiversidad. Italia, Países Bajos y España elaboraron el 8,5 % de biodiésel de aceite de palma de la producción europea. De todos ellos, España es el mayor productor. En 2019 las refinerías españolas de biocombustibles transformaron 1,76 Mt de aceite de palma en biodiésel.