El CIMMYT distribuye semillas de maíz por el mundo bajo el principio de Res nullius, expresión que significa "cosa de nadie", igual que las tierras en la conquista. Después, las empresas que los financian introducen su tecnología en nuestro maíz, para finalmente patentarlo reclamando derechos de propiedad intelectual y cobrando por "sus" semillas.