Hoy alguien está tras las rejas por guardar semillas
Lo diremos de nuevo: hoy alguien está sentado en la cárcel por ejercer la práctica agrícola más esencial: guardar semillas. ¿La razón? Una organización poco conocida, la Unión Internacional para la Protección de Obtenciones Vegetales (UPOV), ha conseguido volver ilegal el guardar e intercambiar semillas en todo el mundo.
A las semillas les debemos nuestra vida. Cada bocado de comida, muchos de nuestros remedios, textiles e instrumentos son posibles gracias a la labor de nuestras antepasadas y nuestros antepasados durante milenios: que cultivaron, seleccionaron y guardaron las semillas mejor adaptadas a los climas, los gustos y las dietas locales de cada temporada. Nuestras semillas existen hoy gracias al duro esfuerzo y previsión de la gente que nos antecedió. Hoy estamos aquí por esa misma razón.
Pero UPOV considera que la soberanía de nuestras semillas —nuestra capacidad de utilizar los cultivos que crecieron de nuestras semillas— es una amenaza para el control empresarial del mercado. UPOV concede a las empresas el derecho a adquirir semillas locales, seleccionarlas, “ponerlas a punto” y tan sólo con eso poder reclamar su propiedad. Si se sospecha que las comunidades guardan e intercambian sus propias semillas —las semillas que esas corporaciones reclaman como suyas— entonces pueden ser multadas o encarceladas, confiscar sus cosechas, sus herramientas, y sus bodegas. Se les declara culpables por sospecha.
A través de la UPOV, las empresas criminalizan la base de la agricultura: la capacidad campesina para guardar, intercambiar y reproducir semillas. Es tiempo de que reconozcamos que la colonización continúa: nos siguen despojando de nuestras semillas.
Es hora de resistir. Entra a la campaña mundial contra #UPOV