Soluciones falsas, ganancias reales: Las tácticas del agronegocio al descubierto
En esto blog nos adentramos en cómo las falsas soluciones son un pilar del modelo del agronegocio empresarial. La primera parte explica el modelo del agronegocio y analiza cómo las falsas soluciones encajan en él. La segunda parte presenta ocho rasgos característicos de las falsas soluciones y ofrece ejemplos sobre cómo funcionan.
Entre 2010 y 2020, las empresas químicas y de biotecnología Bayer y Syngenta pasaron de ser marcas relativamente benignas a aparecer en los titulares por su papel en la muerte masiva de abejas e insectos debido a uno de sus plaguicidas más vendidos, los neonicotinoides. Sobre la base de pruebas científicas sólidas, se convirtieron en objeto de campañas de ONG, demandas judiciales y una prohibición de los neonicotinoides en toda la UE. Mientras tanto, la fusión de Bayer con Monsanto tuvo como resultado demandas colectivas multimillonarias debido a su plaguicida cancerígeno Roundup.
Pero si avanzamos hasta 2024, vemos cómo estas dos grandes empresas del agronegocio son miembros activos de la Iniciativa para una Agricultura Sostenible, que promueve la «agricultura regenerativa» y se coloca en el centro de las cadenas de valor sustentables. Syngenta participa activamente en las discusiones sobre agricultura regenerativa en las cumbres sobre el clima y defiende su versión de la seguridad alimentaria (cargada de plaguicidas). A nivel interpersonal esto se denominaría disonancia cognitiva y gaslighting, pero vemos cómo esta estrategia calculada es implementada a escala por las grandes empresas al promover las falsas soluciones.
Las falsas soluciones son una estrategia clave para preservar el modelo empresarial
Junto con muchas otras organizaciones de la sociedad civil, en Amigos de la Tierra Internacional nos hemos encontrado luchando cada vez más en múltiples frentes para analizar y desenmascarar la gran cantidad de falsas soluciones que han surgido al ritmo de la crisis emergente del clima y la biodiversidad en particular, pero también en otras áreas como el hambre o los plásticos. Por eso nos propusimos tratar de comprender estas falsas soluciones un poco más a fondo, para ver qué las conecta y el papel que desempeñan en permitir que continúe el destructivo modelo del agronegocio industrial.
Nuestra investigación «Soluciones falsas, ganancias reales: Las tácticas del agronegocio al descubierto» descubrió que la promoción de soluciones falsas es un pilar fundamental del modelo actual de agronegocio empresarial para mantener su statu quo. Ante la creciente evidencia y conciencia del público sobre los impactos desmesurados del agronegocio en el medioambiente y los pueblos, las falsas soluciones son una parte clave de la ofensiva para proteger sus intereses económicos y políticos. Las falsas soluciones lo hacen reinterpretando o reformulando lo que desde la opinión pública se entiende que son los problemas causados por el agronegocio; garantizando nuevas formas de obtener ganancias y ampliando el acaparamiento de recursos de los que dependen las comunidades para sobrevivir. Pero lo más importante es que las falsas soluciones garantizan que no pongamos en duda los elementos estructurales que impulsan el destructivo modelo del agronegocio industrial, tales como la profundización del neoliberalismo y la mercantilización.
Al entender los rasgos fundamentales de las falsas soluciones podemos cambiar el relato acerca de ellas: de ser un intento fallido de solución a ser, simplemente, la estrategia más reciente del modelo del agronegocio empresarial.
¿Qué es el modelo del agronegocio?
El sistema agroalimentario industrial se sostiene gracias a una “red de grandes empresas productoras de insumos y commodities (productos básicos estandarizados para exportación) de origen agropecuario (por ejemplo, Bayer), grandes empresas de intermediación (por ejemplo, Archer-Daniels-Midland), grandes procesadoras de productos alimenticios industriales (por ejemplo, Unilever, y Nestlé), grandes empresas de distribución y comercio minorista de esos productos y commodities (por ejemplo, Walmart), así como una gama de entidades financieras (por ejemplo, BlackRock) que proveen al sistema con créditos e inversiones directas y en realidad controlan a una gran parte de las grandes empresas clave”.
Cada uno de estos sectores genera las condiciones necesarias para la producción y el consumo industrial de alimentos, pero también trabajan juntos para crear el sistema de lucro y destrucción. Las y los agricultores al inicio de la cadena alimentaria, por ejemplo, se ven exigidas/os a reducir los costos de producción y aumentar su rendimiento, a manos de las grandes empresas del agronegocio procesadoras de alimentos que demandan productos básicos de origen agropecuario (agrocommodities) baratos para producir alimentos altamente procesados. Las grandes empresas de insumos que suministran semillas y plaguicidas prometen beneficios de rendimiento y obligan a las y los agricultores a adoptar determinados modelos de producción. Los distribuidores y minoristas dictan el comportamiento de las/os agricultoras/es y consumidoras/es ejerciendo su poder de mercado y también a través de la publicidad.
El sistema se sostiene gracias a un entorno normativo, de políticas y financiero favorables, por el que las empresas presionan para que se les garantice. Por ejemplo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), actualmente la institución mundial más democrática y adecuada para las negociaciones internacionales, ha sido cooptada paulatina pero crecientemente desde la agenda de la «Economía Verde» en 2012 en la Cumbre de Río+20, hasta más recientemente con el concepto de «Naturaleza Positiva» en 2022 en la COP 15 de Biodiversidad en Montreal.
Este sistema también se reproduce a través de sistemas de opresión históricos y actuales entre y dentro de los países, por ejemplo, la distribución económica y de recursos colonial y la precariedad de trabajadoras/es migrantes y trabajadoras mujeres.
Amigos de la Tierra Internacional describe algunas de los rasgos clave del modelo del agronegocio como:
- Agrocommodities – un insumo esencial: la producción intensiva a gran escala de cultivos agrícolas, ganado y aves, con uso de agrotóxicos y explotación de mano de obra mal remunerada para reducir los costos de producción. Los productos agrícolas resultantes se usan principalmente para producir alimentos altamente procesados y alimento para animales, que luego se transportan (a menudo a lo largo de grandes distancias) para su distribución y venta al por menor.
- Maximización de las ganancias y economías de escala: Un enfoque basado en externalizar y/o reducir los costos y la mano de obra y aumentar el rendimiento por unidad de trabajo. Un sistema con uso intensivo de capital que suele aprovechar las economías de escala y la creación de monopolios mediante la integración horizontal y vertical a lo largo de la cadena de producción de valor. En su carrera por ganancias crecientes y un crecimiento constante, este modelo de producción requiere cada vez más tierras, y a menudo conduce a la expropiación de territorios mediante el acaparamiento de tierras.
- Uso intensivo de insumos externos: La mano de obra se sustituye con insumos que se promocionan como un ahorro de costos, pero en realidad simplemente externalizan los costos a trabajadoras/es, consumidoras/es y la sociedad en general. En la fase de la producción primaria, se trata de insumos químicos, semillas transgénicas, tecnologías digitales y otras tecnologías de gestión. En la fase del consumo, las empresas procesadoras y minoristas usan aditivos alimentarios y potenciadores del sabor para abaratar y hacer más atractivos sus productos alimenticios altamente procesados. El resultado de ello son los llamados alimentos ultraprocesados.
- Sobreproducción orientada a la exportación: El crecimiento impulsado por las exportaciones es fomentado como la vía para que el sector agropecuario siga creciendo y se mantenga rentable en un contexto de caída de los precios, riesgos crecientes y manipulación y especulación de precios por las grandes empresas. En muchos casos, las exportaciones están subsidiadas y gozan de condiciones favorables impuestas por acuerdos comerciales y normas fitosanitarias.
Una vez que hayamos comprendido cómo funcionan las distintas partes del sistema alimentario industrial en su conjunto, podremos analizar mejor cómo interactúan con este modelo las falsas soluciones y las narrativas que las sustentan.
Falsas soluciones: de una estrategia de maquillaje verde a un mecanismo esencial para preservar el modelo
Sin embargo, nos enfrentamos a una avalancha de falsas soluciones en muchos sectores, desde la compensación de emisiones de carbono de los combustibles fósiles hasta los fertilizantes de hidrógeno «verde», las plantaciones «libres de deforestación» o los permisos negociables para los plásticos. En nuestra investigación, Soluciones falsas, ganancias reales: Las tácticas del agronegocio al descubierto, nos basamos en nuestra experiencia con todas ellas. Pero investigamos en detalle tres falsas soluciones relacionadas con el agronegocio y el impacto que tienen sobre la biodiversidad, el clima y la deforestación: Las certificaciones voluntarias de sostenibilidad asociadas a la deforestación; la intensificación sostenible y la agricultura regenerativa.
Encontramos muchas similitudes entre falsas soluciones que a primera vista parecen muy diferentes. Como era de esperar, todas las falsas soluciones empresariales no cuestionan la lógica subyacente de maximización de las ganancias, externalización de los costos y expansión continua, y dejan intactos los problemas estructurales generados por el sistema. Además, muchas de ellas resultan ser en realidad nuevas oportunidades de generación de ganancias y expansión a través de nuevas formas de extracción y acaparamiento de recursos.
Las falsas soluciones mantienen la viabilidad y expansión del modelo del agronegocio con la presunción de que las empresas del agronegocio pueden por sí mismas reformarlo.
Características de las falsas soluciones
Definimos ocho rasgos de las falsas soluciones del agronegocio. Pero pueden extrapolarse igualmente a muchos otros sectores.
- Las falsas soluciones refuerzan el poder del agronegocio.
- Las falsas soluciones se utilizan para perpetuar y difundir relatos y narrativas falsos.
- Las falsas soluciones socavan a las y los productores de alimentos de pequeña escala.
- Las falsas soluciones transfieren la culpa al producto, y la responsabilidad al consumidor/a.
- Las falsas soluciones se rigen por el mercado y mercantilizan la naturaleza.
- Las falsas soluciones fomentan la responsabilidad social empresarial para evitar regulaciones.
- Las falsas soluciones promueven tecnologías empresariales corporativas y el tecno-utopismo.
- Las falsas soluciones canalizan fondos públicos y privados hacia las empresas del agronegocio.
Ganancias, poder, influencia política
Las falsas soluciones del agronegocio responden a eventos y presiones externas como el cambio climático o la condena pública de sus prácticas nocivas, con artilugios diseñados para perpetuar su poder y control por sobre el sistema alimentario. Por ejemplo, generando ventajas y oportunidades de mercado que pueden explotar para garantizar su crecimiento, y garantizando que su margen de ganancias y el valor de sus acciones en las bolsas de valores no se vean afectadas/os o que aumenten preferentemente. Muchas falsas soluciones promueven tecnologías patentadas por grandes empresas, comercializadas y vendidas por las propias grandes empresas del agronegocio. Por ejemplo, se han propuesto digestores de biogás para lidiar con los problemas de la contaminación provocada por el estiércol resultante de la cría intensiva de animales en confinamiento a gran escala en las granjas factoría o fábricas agropecuarias (o feedlots, como se las conoce en el Cono Sur por su denominación en inglés) en Estados Unidos. Actualmente se están canalizando millones de dólares en subsidios públicos hacia las granjas factoría más grandes del país para estimular el uso de esta tecnología, un regalo que simplemente incentiva a las/os granjeros o empresas receptoras a crecer. De hecho, muchas falsas soluciones también canalizan más dinero hacia el agronegocio destructivo. La Coalición para la Alimentación y Uso del Suelo (FOLU, por sus siglas en inglés), una plataforma empresarial, exhorta a “nuevas inversiones de entre $300 mil millones y 350 mil millones de dólares por año” para transformar los sistemas alimentarios de manera tal que las empresas puedan obtener $5,7 billones de dólares en dividendos al 2050. Esta promesa de enormes dividendos sobre las inversiones surge de una serie de falsas soluciones: mercantilizar y comerciar carbono y naturaleza para obtener ganancias; compensar emisiones de carbono en lugar de reducirlas; y tecnologías empresariales como la venta de plataformas digitales a las/os agricultoras/es para recopilar datos.
Al presentarse como la salvación capaz de solucionar los problemas provocados por su propio modelo, las falsas soluciones les permiten a las grandes empresas colocarse al centro de la gobernanza institucional en los ámbitos más encumbrados. Esta estrategia les ha permitido a las grandes empresas ingresar al sistema de la ONU como tomadoras de decisiones a través de plataformas y procesos ‘multiactor’ (o de ‘múltiples partes interesadas’) que están sustituyendo la gobernanza multilateral agenciada por y entre Estados.
Dejarle el medioambiente al “mercado”
Las falsas soluciones también perpetúan el viejo mito de que el sector privado puede generar soluciones más eficientes y rentables a través del mercado, con el fin de evitar la necesidad de establecer normas y regulaciones. En la última década, la discusión acerca de cómo proteger la naturaleza y detener el cambio climático giró mucho más en torno a soluciones que funcionen dentro de un modelo económico y político neoliberal, en lugar que a normas o a detener las actividades destructivas. A medida que los enfoques basados en el mercado siguen mercantilizando la naturaleza y los ecosistemas, la naturaleza se ha convertido en una empresa lucrativa. Esto implica asignarle valores monetarios a la biodiversidad, los ecosistemas, los bosques y otros bienes naturales con el fin de incorporarlos al mercado y luego permitir su compraventa al mejor postor. Este enfoque no tiene en cuenta otros valores como el cultural o espiritual, convirtiendo el valor en sinónimo de precio, lo cual no es cierto.
Actualmente, por ejemplo, las empresas del agronegocio involucradas en los mercados de carbono y naturaleza pueden seguir beneficiándose de los antiguos flujos de ganancias externalizando por esa vía los costos o efectos negativos del modelo industrial y vendiendo sus productos. Pero ahora también pueden acceder a nuevos flujos de ganancias acaparando recursos y vendiendo los bonos de carbono o biodiversidad asociados para compensar su destrucción; y demandando inversión pública financiera para la creación de bienes públicos lucrativos.
Bayer, una de las principales empresas del mundo de las industrias farmacéutica, agroquímica y de semillas, también está impulsando la agricultura regenerativa. Para Bayer, la agricultura regenerativa ha significado el uso continuado de semillas transgénicas y plaguicidas y herbicidas químicos, así como la promoción de la agricultura sin labranza. También le ha implicado establecer una iniciativa de carbono para las y los agricultores inscritos en su plataforma agrícola digital patentada Climate FieldView. Esta plataforma se utiliza para recopilar datos de las fincas y parcelas con el fin de orientar mejor la selección de productos que se le ofrece a cada agricultor/a. Climate FieldView es al mismo tiempo una fuente de bonos de compensación de emisiones que Bayer puede utilizar para compensar sus propias emisiones, o para venderlos o especular con ellos en los mercados de carbono.
Desviar la culpa reformulando el relato
Las falsas soluciones se usan para evitar cambios estructurales, desviando la atención hacia el producto que se consume en lugar de enfocarla en el modelo de producción del agronegocio como un todo. Por ejemplo, el sector del agronegocio ganadero es blanco de presiones cada vez mayores por sus impactos negativos en las y los trabajadores, el medioambiente, y los Pueblos Indígenas y comunidades rurales. Sin embargo, las críticas se dirigen en gran medida al sector ganadero en su conjunto, que incluye no sólo al agronegocio sino también a los sistemas pastoriles y a pequeña escala. El agronegocio utiliza la legitimidad de los sistemas ganaderos a pequeña escala para promover sus propias falsas soluciones.
Este enfoque también desvía la atención y la responsabilidad hacia la “responsabilidad del consumidor de comprar el producto adecuado”, en lugar de afrontar el funcionamiento del modelo. Los esquemas de certificación empresariales son casi totalmente implementados y monitoreados por las propias empresas o asociaciones de la industria involucradas. Estos esquemas carecen de rendición de cuentas pública o jurídica, ya que no existe ninguna ley o agencia gubernamental que pueda aplicar sanciones. Pero como las/os consumidoras/es reciben presuntamente señales del mercado acerca de los productos ‘sustentables’, la decisión final de decidir consumir o no productos no sustentables recae en la/el consumidor. A esto se debe que después de 15 años de crear y participar en varios esquemas de certificación, Unilever, uno de los mayores compradores de aceite de palma, sigue abasteciéndose de aceite de palma conflictivo, responsable de deforestación y violaciones de derechos humanos.
El trabajo de relaciones públicas y marketing en torno a las falsas soluciones también desempeña un papel clave en la creación de mitos y narrativas falsas, tales como que “necesitamos al agronegocio para alimentar al mundo” o “las/os productoras/es de pequeña escala son ineficientes”.
Las falsas soluciones garantizan que todo siga como está
Una poderosa maquinaria económica, política, mediática y publicitaria presenta la existencia del agronegocio y el sistema agroalimentario industrial asociado como un hecho indiscutible y no el resultado de la impunidad de la injusticia, explotación, opresión y destrucción. Las falsas soluciones son un pilar central para legitimar, legalizar y hacer avanzar esta maquinaria, presentando a las empresas transnacionales como los protagonistas fundamentales para solucionar las múltiples crisis que han creado y de las que siguen obteniendo ganancias. Al hacerlo, es necesario dejar que avancen sin control y por lo tanto, el Estado y la Democracia pierden relevancia.
Se puede decir que las falsas soluciones y sus promotores siguen la teoría de la propaganda. Para rebatir esta tendencia, hemos ofrecido aquí un análisis de las falsas soluciones que puede permitirle a ATI y a nuestras/os aliadas/os construir estrategias que vayan más allá de combatir cada una de las falsas soluciones en sus propios términos. Más bien, procuramos comprender su papel e intentar socavarlo.
Hacer esto tiene que ser parte de nuestra demanda por el cambio de sistema y soluciones reales. Las crisis que enfrentamos exigen soluciones reales -como las que defienden los Pueblos Indígenas o campesinas/os, cuyos derechos se ven amenazados por el agronegocio.