Pese a amenazas y coacción, comunidades votaron “no” a las granjas porcícolas en Yucatán
Los pueblos mayas de San Fernando, Kinchil y Celestún, en Yucatán, realizaron este domingo la fase consultiva sobre la operación de las megagranjas porcícolas en sus territorios, en un ejercicio al que se autoconvocaron “ante la ausencia de un proceso de consulta indígena por parte del Estado” y de las empresas involucradas.
De acuerdo con los resultados, mil 101 personas votaron por el “no” y 7 por el “sí” a la operación de las megagranjas porcícolas en Celestún, mientras que en San Fernando 59 votaron “no” y 58 “sí”, y en Kinchil 576 votaron por el “sí” y 423 por el “no”.
El Equipo Indignación, que acompañó el proceso de consulta junto con organizaciones de derechos humanos, denunció que durante el ejercicio se llevó a cabo con la presencia de una de las empresas porcícolas en San Fernando y Kinchil, la cual “en público obstaculizó y deslegitimó la consulta, pero a la vez operó de diferentes maneras a través de las amenazas, la confrontación e incluso la coacción monetaria”.
Testimonios denunciaron, puntualizó Indignación, que “la empresa estaba repartiendo dinero a cambio de votar en favor de la granja porcícola”, lo que influyó “notablemente en el clima de tensión y en el resultado de las consultas efectuadas en San Fernando y Kinchil”.
A pesar de la presión de las empresa, dos de las tres comunidades rechazaron la operación de las megagranjas porcícolas, las cuales fueron instaladas sin su permiso y cuyas amenazas contra el medio ambiente y la vida comunitaria han denunciado en diversas ocasiones.
La fase consultiva se realizó tras una primera fase informativa por asambleas en las comunidades mayas, a las que no asistieron las autoridades ni las empresas involucradas, entre ellas la Administración Agropecuaria de Yucatán, con el proyecto de la Granja Santa María; la Empresa Kuo y Grupo Porcícola Mexicano (Kekén) con los proyectos Kinchil 1, 2, 3 y 6 en los pueblos de Kinchil y Celestún; y Agroindustrias Moba con la Granja Maxcanú, en el pueblo de San Fernando.
Tras la fase consultiva, Indiganción aseguró que el ejercicio “sembró un precedente” con el que los pueblos de Yucatán “abren camino para gobernar sobre su territorio y decidir como pueblo, pero sobre todo, para que sepan las empresas y el Estado, que antes de implementar cualquier proyecto, tienen que contar con el permiso del pueblo maya”.
Finalmente, la organización anunció que en los próximos días publicará un informe con los detalles sobre la consulta y sus resultados.
Fuente: Desinformémonos