Ojos que no quieren ver
La industria química está presionando en Europa para que el glifosato pueda seguir siendo empleado en el continente, a pesar de que 60 por ciento de los estudios universitarios publicados en la región demuestran su nocividad.
El 15 de diciembre de 2022 vence el permiso concedido por la Unión Europea (UE) a este producto calificado de posible cancerígeno en humanos por una agencia de Naciones Unidas.
Ese día los 27 estados miembros de la UE deben votar a favor o en contra de una nueva demanda de autorización presentada por las grandes empresas del sector químico.
El viernes 24 la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria y la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (EFSA y ECHA respectivamente, por sus siglas en inglés) abrieron por 60 días sendas consultas públicas sobre el tema.
El reglamento europeo que rige la comercialización de pesticidas y herbicidas obliga a los autores de los pedidos de homologación a acompañar su demanda de todos los estudios científicos publicados sobre el tema en los diez años precedentes, debidamente avalados por la comunidad científica.
Sin embargo, una investigación llevada a cabo por la asociación ambientalista francesa Generaciones Futuras demuestra que eso no ha sido así.
El grupo encontró que entre 2010 y 2020 se publicaron en Europa 985 estudios sobre la toxicidad y ecotoxicidad del glifosato, todos ellos accesibles en la base de datos PubMed, pero los industriales solo incluyeron 405, apenas el 41,12 por ciento.
Generaciones Futuras llamó a la población europea a movilizarse en el correr del año próximo para frenar la iniciativa de las grandes empresas de la industria química.
Un sondeo de la consultora IPSOS realizado en Francia y divulgado este mes muestra que tres de cada cuatro franceses se oponen a la reautorización del glifosato.
Fuente: Rel UITA