Novedades de GRAIN, Asia: un tobogán hacia la UPOV
Un nuevo informe, elaborado por una coalición de ONGs y organizaciones de agricultores cuyo trabajo se proyecta a toda Asia, revela que la industria semillerista mundial, que maneja unos 32.000 millones de dólares al año y está dominada por las gigantes de la agroquímica, ha ido avanzando en su afán de controlar la investigación agrícola.
Este nuevo estudio demuestra que los gobiernos están armonizando las leyes de propiedad intelectual sobre las semillas con la Convención de la UPOV, en beneficio de las compañías trasnacionales. Mientras tanto, las compañías utilizan otros medios legales para proteger lo que reivindican como su propiedad intelectual: la biodiversidad agrícola. Los agricultores asiáticos son quienes producen la mayoría de sus semillas.
Pero las empresas trasnacionales pretenden introducirse en lo que podría ser un mercado lucrativo, particularmente con la aparición del arroz híbrido y los cultivos manipulados genéticamente, o cultivos transgénicos. Para asegurar un mayor poder en el mercado, esas empresas hacer sentir su presión en los gobiernos asiáticos para inducirlos a adoptar leyes de protección de variedades vegetales del tipo de las de la UPOV, como parte de la aplicación de las normas de propiedad intelectual de la Organización Mundial de Comercio (OMC), conocidas como TRIPs.
"Los países asiáticos se preparan para implementar la cláusula sui generis de los TRIPs con la expectativa de atraer inversiones del sector privado extranjero a las actividades de investigación y desarrollo nacional. Simultáneamente, esperan imprimir cierto empuje de sus propios sistemas de investigación pública y hacer creer a los agricultores que tendrán una red de seguridad que les proteja del impacto de esos sistemas monopólicos. "Pero están engañados", declaró Devlin Kuyek, el investigador del informe. "Las inversiones a las cuales apuestan están controladas por unas pocas transnacionales de las llamadas ciencias de la vida, como Syngenta y Monsanto. La protección de variedades vegetales de tipo UPOV es una herramienta para que esas empresas se dividan el mercado entre ellas; pero no es, y nunca ha sido, una herramienta para fomentar la investigación".
El informe demuestra que prácticamente todos los países asiáticos ya han redactado propuestas de sistemas sui generis de protección de variedades vegetales, tal como lo dispone el mandato de la OMC. Sin embargo, el modelo de la mayoría de esos sistemas se ha hecho a semejanza de la UPOV, en respuesta a la presión directa de los países industrializados de armonizar en todo el mundo las normas sobre derechos de propiedad intelectual. El Parlamento Europeo, por ejemplo, acaba de aprobar un nuevo programa de ayuda para Bangladesh, que obliga a Dhaka a integrarse a la UPOV para el 2006.
"Esto es alarmante", dijo Farhad Mazhar, de UBINIG, una ONG que trabaja en el fortalecimiento de los sistemas de vida y de semillas de los agricultores de Bangladesh. "Imponer la UPOV en nuestro país implicará borrar del mapa nuestra biodiversidad. Las compañías que obtengan este tipo de protección se apropiarán de nuestro sistema alimentario y dejarán a los agricultores -que son, por derecho propio, los verdaderos fitomejoradores y productores de semillas- más marginados que nunca".
El informe deja de manifiesto la gran ironía que se esconde detrás de esta fiebre por adoptar leyes de protección de variedades vegetales de tipo UPOV en Asia. Las compañías están más interesadas en asegurar la protección más completa posible de patentes sobre las plantas. "Una vez que los gobiernos asiáticos acepten y pongan en vigencia los derechos de protección sobre las variedades vegetales, restará muy poco para que terminen incluyendo plantas y animales en el sistema de patentes", advirtió Kuyek. "Y una vez asegurado eso, ya no habrá obstáculos para que las patentes se apliquen sobre cualquier forma de material o conocimiento relacionado con la biodiversidad".
"Intellectual Property Rights: Ultimate Control of Agricultural R/D in Asia", marzo de 2001.
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La Unión para la protección de nuevas variedades vegetales, UPOV por su sigla en inglés (Union for the Protection of New Plant Varieties), tiene su sede dentro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), en Ginebra. Está compuesta principalmente de países industrializados que ofrecen derechos del tipo de patentes sobre las variedades vegetales.
Los agricultores de India son responsables de por lo menos el 60% del abastecimiento anual de semillas, y en Filipinas de más del 80%.
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