Los de abajo
Eligieron el día de la Virgen de Guadalupe para hacer una procesión y plantarse en campamento frente a la termoeléctrica de Huexca, Morelos, gigantesca mole de la que se desprende un ruido infernal y que, de acuerdo con los planes presidenciales, en unos cuantos días se pondrá en operación. Esta comunidad de unos mil 200 habitantes ha sido amenazada y reprimida hasta el cansancio. En 2012 Enrique Peña Nieto les envió 400 policías federales y 400 estatales que ocuparon casi toda la comunidad. Sólo así pudo instalarla. Ahora el presidente Andrés Manuel López Obrador envía a la Guardia Nacional (GN). Sólo así podrá operarla.
Toda esta semana se vieron ingresar a la termoeléctrica vehículos cargados de elementos de la GN para “preparar el inicio”. Enfrente, se mantiene el grupo de campesinas y campesinos opositores; son los que hace ocho años se plantaron frente a la maquinaria que preparaba el terreno; son los mismos que caminaron junto a Samir Flores Soberanes, asesinado en el contexto de esta lucha en 2019. Son los y las que no recibieron el dinero que se les ofreció para apoyar el proyecto; los que rechazaron “los borreguitos flacos y churrientos que no tenían valor, despensas caducadas, frijoles hasta con gorgojos, bien feos”, como señala Florencio.
Aquí están las mujeres que en 2012, frente a la policía armada que repartió parejo, se tomaron de las manos en dos filas y entonaron el Himno Nacional sin parar de llorar. Ellas, las que son “felices comiendo del maíz que sembramos y cuidando en el campo a nuestros animales”, las mismas que recuerdan el ruido más de 110 decibeles que escucharon durante los tres meses de pruebas, provocando estrés, dolor de cabeza, vómito y ansiedad.
Y ahí están de nuevo, cobijadas por Tonatzin-Guadalupe. Antes forzaron al priísta Peña Nieto a detener la obra y luego confiaron en la palabra del actual Presidente, que les prometió respaldarlos. Ahora ven pasar todos los días los camiones de la Guardia Nacional porque el gobierno cambió de opinión, declaró que la obra era necesaria y pasó por alto los 19 amparos vigentes que impiden su operación.
Son días de emergencia sanitaria. Pero aquí la existencia se juega desde hace más de ocho años.
Fuente: La Jornada