Fukushima, Japón: Nouminren protesta por la reapertura de las centrales nucleares y se compromete a proteger los territorios
En diciembre de 2024, el Movimiento de Agricultores Familiares de Japón (Nouminren) celebró una manifestación ante la residencia del Primer Ministro, exigiendo que el gobierno y la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) detuvieran la reapertura de las centrales nucleares e indemnizaran a las familias de lxs agricultores afectados por catástrofes pasadas.
Lxs manifestantes expresaron su oposición al 7º Plan Energético Básico de Japón, que prevé la plena utilización de las centrales nucleares existentes y la construcción de otras nuevas. En 2023, el regulador nuclear nacional de Japón levantó la prohibición de funcionamiento impuesta en 2021 a la central de Kashiwazaki-Kariwa, en el norte de Japón, debido a fallos de seguridad, lo que permitió a TEPCO solicitar permiso local para volver a ponerla en marcha. Esta central es la única instalación nuclear operativa de TEPCO desde que el terremoto y el tsunami de marzo de 2011 destruyeran la central de Fukushima Daiichi y provocaran el cese de las operaciones de la central de Fukushima Daini.
“Defenderemos nuestros hermosos territorios, cuya fertilidad sustenta la vida. Seguiremos viviendo, echando raíces y luchando hasta acabar con las centrales nucleares”, declaró Takashi Nemoto, Presidente de Fukushima Nouminren.
La manifestación, organizada por la sección de la prefectura de Fukushima de Nouminren el 19 de diciembre de 2024, pedía al gobierno y a TEPCO que cesaran las reaperturas de centrales nucleares y concedieran indemnizaciones a lxs agricultores afectados.
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En la protesta, Nemoto recordó la sentencia del Tribunal de Distrito de Fukui, que había ordenado el cierre de la central nuclear de Ōi, situada al norte de Kioto. Hace diez años, el tribunal se puso del lado de los residentes que vivían en un radio de 250 km de la central, que solicitaron que se detuviera el reinicio de las Unidades 3 y 4. El tribunal dictaminó que “la central nuclear no debe funcionar”.
Nemoto también criticó los intereses económicos a corto plazo, el egoísmo y la priorización de las necesidades energéticas sobre la vida humana, advirtiendo que tales acciones acabarían por destruir el país.
Tras el terremoto del 1 de enero de 2024 en Noto, Ishikawa, surgió la preocupación por la eficacia de los planes de evacuación de la central nuclear de Onagawa, en la prefectura de Miyagi, que reanudó su actividad el 15 de noviembre de 2023. Estas preocupaciones provocaron llamamientos para detener el funcionamiento de la central nuclear.
Radiación: Impacto en lxs agricultores, las tierras agrícolas y la Soberanía Alimentaria, lecciones del pasado ignoradas
En la manifestación también se pidió que se avanzara en la compensación a los agricultores. Los productores de caquis secos, una especialidad de Fukushima, comprueban regularmente la radiactividad de sus productos. Si los niveles superan los umbrales de seguridad, interrumpen la comercialización.
Lxs agricultores que solicitaron indemnizaciones en 2019 las recibieron tras casi dos años y medio de lucha. A pesar de las disculpas de TEPCO por los retrasos, los líderes de los sindicatos agrícolas siguen sin estar convencidos.
El 11 de marzo de 2011, un enorme terremoto en alta mar desencadenó un tsunami que anegó la central nuclear de Fukushima Daiichi. El desastre liberó isótopos radiactivos al medio ambiente, contaminando el suelo y las plantas locales. El gobierno japonés prohibió la venta de determinados productos, entre ellos verduras de hoja y leche de animales que pastaban en pastos contaminados.
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Lxs agricultores están molestos porque el actual impulso gubernamental para reabrir las centrales nucleares ignora las lecciones del pasado.
En diciembre de 2024, cuando se produjeron estas protestas, un grupo de expertos encargado por el gobierno propuso que la energía nuclear cubriera el 20% de las necesidades energéticas de Japón en 2040, frente al 8,5% de 2023. El grupo citó la creciente demanda de energía de los centros de datos y las fábricas de semiconductores, pero los agricultores se resisten a este cambio. Argumentan que no puede ignorarse el impacto a largo plazo de la energía nuclear en las tierras de cultivo y la soberanía alimentaria, y abogan por un mayor énfasis en las fuentes de energía renovables como la solar y la eólica. La baja tasa de autosuficiencia alimentaria de Japón, que depende de las importaciones para casi el 60% de su suministro de alimentos, es una preocupación creciente.
La sección de Fukushima de Nouminren ha pedido sistemáticamente medidas adicionales de mitigación de la exposición a la radiación y controles sanitarios, más allá de los previstos en el marco actual. El movimiento también aboga por la creación de nuevos planes de ayuda para las tierras agrícolas con mayores niveles de contaminación radiactiva. Estas zonas deben ser reconocidas como “condiciones desfavorables” para garantizar una ayuda más específica.
Nouminren también critica que el Gobierno se centre en la descontaminación y no en la prevención. Tras el desastre de Fukushima, las industrias agrícolas, la prefectura de Fukushima y las agencias gubernamentales iniciaron esfuerzos para descontaminar las tierras agrícolas, utilizando fertilizantes potásicos y retirando la tierra contaminada. Sin embargo, el movimiento insiste en que descontaminar las tierras agrícolas afectadas por la radiación es increíblemente difícil.
“No se puede mantener a los agricultores alejados de sus tierras. Necesitamos medidas adicionales para protegerlas y preservarlas para las generaciones futuras”, argumentan.
Fuente: La Vía Campesina