El planeta contra Monsanto

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La semana del 17 al 21 de septiembre Ocupa Monsanto y otras organizaciones profundizaron la denuncia de la mayor productora de trangénicos, la empresa Monsanto, y convocaron acciones mundiales de protesta que han sido calladas por los medios de comunicación de masas.

La transnacional de las semillas transgénicas y los políticos que la defienden deben escuchar la oposición mundial a los transgénicos.

 

Las convocatorias de protesta contra Monsanto son variadas pero el mensaje fue el mismo: ¡No queremos transgénicos! Los transgénicos deben volver a los laboratorios de los que han salido. Los campesinos tienen el derecho ancestral a guardar e intercambiar libremente sus semillas, y ese derecho debe mantenerse. Algunos reivindican un estricto control de los transgénicos y el etiquetado de los alimentos que los contienen. La idea general es confrontar y oponerse conjuntamente al sistema industrial de agricultura.

 

Con sus semillas biotecnológicas patentadas, Monsanto quiere controlar la agricultura mundial y lo que cultivamos y comemos las personas. Sus herbicidas tóxicos como el RoundUp se utilizan obligatoriamente junto con sus semillas. Monsanto produce la gran mayoría de los transgénicos del planeta y es líder en el mercado mundial de semillas por lo que está en el centro de los debates sobre las consecuencias del consumo de alimentos y granos genéticamente modificados. Políticos y empresas ignoran la protesta pública contra los transgénicos para seguirse lucrando y no toman en cuenta los costos sociales y ambientales.

 

Coincidiendo con la semana de protestas, el científico Gilles-Eric Seralini, de la Universidad de Caen y sus colegas presentaron en Londres sus conclusiones de una investigación realizada con ratas que arroja una visión de los riesgos aparejados a la alimentación con transgénicos. Alimentadas toda su vida con maíz transgénico (NK603), el 50% de los machos y el 70% de las hembras fallecieron prematuramente a causa de tumores y daños en algunos de sus órganos, según el estudio.

 

Las personas queremos comer sano y sobre todo, saber lo que comemos. Cada vez más grupos y personas acusan a la empresa de atentar contra la salud pública, de contaminación del medio, de biopiratería, de contrabando de semillas, de manipulación de datos científicos y de ser responsable del suicidio de agricultores hindúes, endeudados por los altos costos de las semillas transgénicas y de los insumos químicos asociados. La carne y derivados lácteos también están contaminados de transgénicos, ya que los animales se alimentan con piensos transgénicos. La presión popular es fundamental para eliminar los transgénicos y los ingredientes transgénicos de muchos productos.

 

 

¿Por qué no a Monsanto?

 

Hay funcionarios estaodunidenses, argentinos y españoles que aún afirman que los cultivos transgénicos son seguros. La coexistencia con la agricultura tradicional y orgánica no es posible, ya que los transgénicos contaminan los cultivos tradicionales y los campesinos se exponen a denuncias de la compañía por utilizar sus semillas de manera ilegal, como ya ha sucedido a productores canadienses y norteamericanos.

 

La presidenta argentina celebra incluso en sus discursos públicos la ampliación de los negocios de Monsanto en su país y ha dado la bienvenida a la empresa, ofreciendo toda clase de facilidades y espacios en la Patagonia, Santa Fe, Córdoba, Jujuy y otras muchas provincias. Entre estas facilidades, la modificación de la Ley de Semillas (o Ley Monsanto) que promoverá en breve el gobierno nacional que respaldará la "propiedad intelectual" de corporaciones como Monsanto a través del pago de patentes,y que además se lesionará el derecho ancestral del uso propio de las semillas. Una de las manifestaciones contra Monsanto tuvo lugar en Buenos Aires y otra en Córdoba.

 

En España, el ministro del medio ambiente ha asegurado en un arranque de extraña audacia que “el maíz transgénico es más ecológico que el convencional” y así no es extraño que España se haya posicionado como la puerta de entrada de los transgénicos a Europa, autorizando la siembra experimental y el cultivo de transgénicos de forma comercial a gran escala, habiendo 76,000 hectáreas de maíz transgénico MON810 cultivadas en 2011 sin ningún tipo de control ni seguimiento.

 

Por lo menos, California (Estados Unidos) someterá en noviembre a votación el etiquetado obligatorio de productos genéticamente modificados. De aprobarse la Ley, podría producirse un efecto en cadena obligando al etiquetado nacional del país. Monsanto también se expande a sus anchas en Paraguay, donde su nombre está directamente vinculado al reciente golpe de estado y en países de África.

 

Otros países son más cautos:

 

En Brasil hay actividades contra Monsanto: el movimiento campesino promueve iniciativas de soberanía alimentaria alternativa y concienciación sobre los transgénicos. Recientemente, un tribunal de Brasil condena a multinacional Monsanto por publicidad engañosa.

 

Perú aprobó una ley prohibiendo el ingreso y producción de transgénicos por 10 años.

 

En Haití, campesinas y campesinos rechazaron la “donación” de semillas enviadas por la empresa después del terremoto de enero de 2010.

 

India ha interpuesto una acción legal contra la empresa por un delito denominado biopiratería y en ese país ha surgido una amplia campaña contra Monsanto.

 

En marzo, 7 países europeos -Bélgica, Gran Bretaña, Bulgaria, Francia, Alemania, Irlanda y Eslovaquia- bloquearon la propuesta de la presidencia danesa que permitía el cultivo de transgénicos en continente europeo y es creciente el rechazo social a los transgénicos en Europa.

 

En Lyon, Francia, un Tribunal dictó una sentencia después de que Paul Francois, un productor de granos, informó que Monsanto no proporcionó advertencias suficientes en la etiqueta del herbicida Lasso. La falta de advertencias causó daños en la población, como problemas neurológicos, incluyendo dolores de cabeza y pérdida de la memoria.

 

Francia sería partidaria de mantener la prohibición temporal de cultivos transgénicos, según declaraciones recientes del primer ministro Jaean-Marc Ayrault. La prohibición afecta al maíz MON810 de Monsanto, el único cultivo transgénico autorizado en Europa desde marzo.

Como resultado del rechazo masivo, la compañía está abandonando sus intentos de cultivo de trigo transgénico en Cambridge, Reino Unido donde la empresa tuvo que reconocer que la medida se debe al rechazo social encontrado.

 

En Polonia tuvieron éxito las recientes protestas de apicultores y activistas anti-OGM quedandoprohibido el maíz MON810 de Monsanto. Este también está prohibido en Francia.

 

Hungría destruyó recientemente por su parte 1.000 hectáreas de maíz modificado genéticamente.

 

En Alemania, un estudio científico encontró glifosato, el herbicida más utilizado en el mundo, en pruebas de orina de ciudadanos de Berlín, no vinculados a actividades agrarias o de jardinería. Anualmente se consumen en todo el mundo 800.000 litros de glifosato, creación de Monsanto que hoy día es fabricado por diferentes marcas y procede cada vez más de China.

 

Cada vez más médicos y científicos advierten de los peligros del glifosato en la cadena alimenticia humana y animal, como se refleja en el estudio publicado los días pasados.

 

Protesta mundial

 

Toda la semana hubo protestas, la principal en Saint Louis, Missouri. Y también en otras ciudades alrededor del mundo como Buenos Aires.

 

Se invita a todas las personas a difundir esta convocatoria. En las redes sociales, sitios web y blogs.

 

A mayores, puedes contactar con tus representantes políticos y expresar tu preocupación sobre los transgénicos y la actuación y negocios de la empresa Monsanto que se lucran con el desarrollo y promoción de los trangénicos.

 

También se puede protestar online, participando en la ciberacción ¡Rechazar a Monsanto!, a través de la web de Salva la Selva.

 

Fuente: Otramérica

Temas: Corporaciones

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