Ecuador: Las represas y el terremoto de Pedernales
"Se conformó una comisión técnico-social para verificar el estado de las mencionadas represas, localizadas en las provincias de Manabí, Guayas y Los Ríos".
El terremoto del 16 de abril pasado provocó una justa y necesaria preocupación en las comunidades que se encuentran aguas abajo de las grandes represas como son: Poza Honda, La Esperanza, Río Grande, Daule-Peripa y Baba. Dichas represas se encuentran también cercanas al epicentro del sismo de magnitud 7.8 en la escala de Richter.
Por tal motivo se conformó una comisión técnico-social para verificar el estado de las mencionadas represas, localizadas en las provincias de Manabí, Guayas y Los Ríos. Para realizar una evaluación preliminar se visitaron las represas con la ayuda de un instructivo preparado por la Comisión Internacional de Grandes Represas, además de entrevistas con los afectados y con los técnicos encargados.
En términos generales podemos afirmar lo siguiente:
* Las represas Poza Honda, La Esperanza, Río Grande se encuentran rodeadas por zonas severamente afectadas por el terremoto. Las otras dos, Daule-Peripa y Baba, están más alejadas del epicentro, pero el sismo fue sentido fuertemente por la población causando un gran susto. Es por esto que los habitantes de los cantones Santa Ana, Portoviejo, Calceta, Chone, Pichincha, Balzar, Buena Fe y Quevedo, tenían suficientes razones para estar preocupados por posibles daños a las presas, cuya enorme cantidad de agua contenida podría destruir sus viviendas, cultivos y cobrar vidas humanas, en apenas unos minutos.
* Afortunadamente ninguna de las represas ha sufrido graves daños por el movimiento telúrico. Sin embargo, en las tres primeras represas, se observan algunos daños que aumentan la vulnerabilidad de las estructuras por un sismo, por una lluvia fuerte o un evento similar. Es preocupante que EPAgua, entidad encargada de las represas Poza Honda y La Esperanza, aún después de 3 semanas del terremoto no había realizado una inspección detallada de las estructuras para conocer a cabalidad la severidad de los daños, ni había dotado a los técnicos encargados de las represas de los instrumentos necesarios para monitorear el comportamiento de estas mega infraestructuras. El riesgo de las poblaciones aguas abajo se agrava más porque no existe una comunicación segura y en tiempo real, entre el personal técnico que vigila las represas y las autoridades de las poblaciones vulnerables. Peor todavía, jamás se ha realizado un simulacro para preparar a la gente ante la eventualidad de un daño severo en las represas. En esas condiciones, la población está a merced de cualquier rumor y del consiguiente pánico.
* En la visita a la represa Río Grande, no logramos encontrar durante las horas de trabajo a ningún técnico en el lugar, ni al contratista, tampoco personeros de fiscalización, salvo algunos guardias. Afortunadamente, al momento del terremoto la represa estaba semivacía y sigue así hasta hoy, por un daño grave en la compuerta de desagüe de fondo que ocurrió antes, según la información que recibimos extraoficialmente. Nos parece que descuidar una estructura tan grande y tan problemática es un acto muy irresponsable de parte del contratista.
Pensamos que es urgente realizar una evaluación técnica a fondo de la condición de todas estas represas por una entidad independiente, capaz y confiable por todos. Por ejemplo la Escuela Politécnica Nacional (con mucha credibilidad ante la población por su comportamiento después de este terremoto) podría evaluar los daños y también recomendar las medidas necesarias para el monitoreo de las represas y que se pueda informar a la población de cualquier incidente a tiempo. Esta evaluación también permitirá que otras instituciones académicas y técnicas analizar si los diseños de todos los componentes de estas grandes infraestructuras son suficientemente rigurosos ante eventos de gran magnitud como lo fue el terremoto pasado.
Pero igualmente importante es reflexionar de una manera democrática y participativa si este tipo de infraestructuras es necesaria para el país y analizar a quien las beneficia verdaderamente. Es prioritario que se abra un debate nacional al respecto y que colectivamente se decida si queremos más represas o no.
Fuente: Acción Ecológica