Discurso negacionista que no frena los efectos de la crisis climática
En los últimos días los principales gremios del agronegocio, sus voceros parlamentarios y el propio gobierno se han encargado de impulsar una campaña comunicacional de tinte negacionista respecto al cambio climático buscando ocultar los datos revelados por un informe del Sistema de Información Pública del Instituto Ambiental de Estocolmo divulgado por la organización no gubernamental IDEA. Los discursos enarbolados por el gobierno y los voceros del agronegocio no logran rebatir los datos que muestran que el acelerado deterioro ambiental, y particularmente la deforestación de bosques en Paraguay, están fuertemente vinculada al modelo de producción intensivo de soja y carne.
Según un comunicado del gobierno, aplaudido y replicado por la Asociación Rural del Paraguay y la Unión de Gremios de la Producción, los datos revelados en el informe no reflejan la realidad del país, ya que según afirman, el sector privado maneja alrededor del 80% de los bosques del país “bajo un estricto marco legal”; citan la Ley de Deforestación Cero, que desde 2004 prohíbe el cambio de uso de suelo en la Región Oriental, sin embargo, el informe mencionado muestra que en 2016, en la Región Oriental se deforestaron casi 7 mil hectáreas de bosques para el cultivo de soja, principalmente en la zona del Bosque Atlántico, al este del país.
Ya sin ofrecer datos respecto a la temática ambiental, el gobierno y sus socios, defienden el desarrollo de las actividades agropecuarias en el Chaco señalando que el sector del agronegocio representa un alto porcentaje de las exportaciones y del PIB nacional. El gobierno omite mencionar las consecuencias sociales y la escaza redistribución de riqueza que genera el modelo.
El discurso negacionista sostiene que Paraguay no aporta mayormente a la crisis climática, sin embargo diversos informes demuestran lo contrario; el informe Trase señala que entre 2008 y 2018 el Chaco Paraguayo perdió cerca de 2 millones de hectáreas de bosques, la mayor parte de esta deforestación se debió al avance de las pasturas para el desarrollo ganadero. “Entre 2014 y 2018, la deforestación de pastos en el Chaco Seco totalizó 820.000 ha y representó casi la totalidad de la deforestación directa, aunque la expansión de otros cultivos, incluida la soja, bien pueden ser impulsores indirectos. Durante este período hubo 76,400 ha más de deforestación de pastos en la región del Chaco Húmedo. En conjunto, esta deforestación de pastos está asociada con 210 millones de toneladas de emisiones de CO2” indica el informe mencionado.
Al respecto el investigador e ingeniero ambiental Guillermo Achucarro señaló que la deforestación es la actividad que más contribuye a la crisis climática y que este fenómeno está fuertemente ligado a la expansión de la frontera agrícola; “ el cambio de uso de suelo y deforestación son responsables de una quinta parte de las emisiones de gases con efecto de invernadero según fuentes oficiales y es justamente la expansión de la frontera agrícola la principal causa de la tala de bosques dando cuenta de entre el 70 y el 90 % de la deforestación global” mencionó.
Además, Achucarro cuestionó el discurso negacionista oficial señalando que Paraguay es uno de los países más vulnerables a los impactos del cambio climático que se expresan en la agudización de fenómenos extremos como las inundaciones, tormentas severas, sequías e incendios forestales que afectan a la región y al país.