Baja de retenciones: “los pequeños y medianos productores seguimos siendo invisibles para el Gobierno”
Tras el anuncio de la baja temporal de retenciones hecho por el gobierno nacional, a pedido de la Mesa de Enlace y de los sectores concentrados del agronegocio, la voz y las propuestas que siguen sin ser oídas son las de los pequeños productores y de la agricultura familiar, que enfrentan un nuevo proceso de expulsión del campo. Diálogo y primeras impresiones de los representantes de la Mesa Agroalimentaria.
El ministro de Economía, Luis Caputo, anunció una baja temporal de retenciones para los principales granos: soja, trigo, cebada, sorgo, maíz y girasol; frente a los reclamos que venían creciendo desde las organizaciones nucleadas en Mesa de Enlace, que sostienen su reclamo de “retenciones cero”, y la presión ejercida por el agronegocio con noticias como la del default de empresas emblemáticas del sector, como Los Grobo –de Gustavo Grobocopatel–, que se declaró en default. La combinación de precios internacionales bajos, costos en dólares y la siempre criticada presión tributaria eran las alarmas marcadas, además de una situación de sequía que mantiene en vilo la próxima cosecha gruesa.
La decisión del Gobierno avanzó para “dar una muestra de solidaridad”, dijo Caputo ayer en conferencia de prensa, a un sector que se está comportando como aliado y al que no quiere enfrentarse en un año electoral manteniendo incumplida la promesa de quitar la retenciones. Caputo calificó como “un robo” el cobro de derechos de exportación, pero señaló que la decisión será temporal y que la prioridad estará en la macroeconomía.
Un incentivo para liquidar la cosecha gruesa, que empieza a levantarse en marzo, permitirá sostener la recaudación y sanear las cuentas del Banco Central para cumplir con los pagos al Fondo Monetario Internacional, organismo con el que esta semana el propio ministro de Economía se sentó a negociar un nuevo préstamo. El beneficio para liquidar las divisas será hasta junio y los productores que deseen recibirlo deberán, a partir del lunes, presentar su Declaración Jurada de Venta al Exterior (DJVE) y liquidar los dólares a los 15 días.
Desde la Mesa Agroalimentaria, que nuclea a pequeños y medianos productores y de la agricultura familiar, advirtieron en un comunicado conjunto publicado la semana pasada, cuando la Mesa de Enlace ya exigía una reunión urgente con Caputo, que sostener el debate productivo cerrado entre “retenciones cero” o “eliminación de los derechos de exportación” por parte de la Mesa de Enlace era mantener un “debate agrario que los convirtió en cómplices de la brutal concentración productiva de nuestro país” y de “la creciente aceleración de dicho proceso de pérdidas de productores”. “ En Argentina, ¿queremos producir con o sin productores?”, interpelaron desde el espacio que nuclea a la Unión de Trabajadores de la Tierra, el Movimiento Nacional Indígena Somos Tierra, la Federación de Cooperativas Federadas, la Federación de Organizaciones Nucleadas de la Agricultura Familiar y Bases Federadas. En ese documento, volvieron a reclamar retenciones segmentadas.
Tras conocerse la decisión del gobierno de Javier Milei, el presidente de Bases Federadas y ex titular de Federación Agraria, Omar Príncipe, sostuvo que la medida del gobierno resulta “una rebaja a medida de los grandes pools y fideicomisos que presentaron dificultades financieras” y agregó que tiene “un trasfondo recaudatorio y electoral”.
Para Príncipe el carácter “temporal” de la medida demuestra su improvisación y lo comparó con el “dólar soja” aplicado en el gobierno del Frente de Todos por Sergio Massa; cuando se incentivaba a los productores a liquidar sus stock con un precio diferencial. “La decisión del Gobierno es recaudatoria, buscan hacerse de dinero en base a la liquidación, siempre en el mismo esquema que favorece a los grandes productores”, coincidió Nahuel Levaggi, de la UTT.
El anuncio hecho por Caputo, el Secretario de Coordinación de Producción, Pablo Lavigne; y el Secretario de Agricultura, Sergio Iraeta, ordenará la escala de retenciones de los principales cereales y oleaginosas de exportación de la siguiente forma: el poroto de soja baja de 33 por ciento a 26 por ciento; la soja (aceite y harina) del 31 por ciento al 24,5 por ciento; el trigo, la cebada, el sorgo y el maíz pasan del 12 por ciento al 9,5; y el girasol, del 7 por ciento al 5,5.
El representante de Bases Federadas, en diálogo con Tierra Viva, advirtió también que la medida impactará en el precio de los alquileres y en la ganancias de los rentistas, a costa de los productores que alquilan los campos para producir. “Los menos favorecidos son los pequeños y medianos agricultores, que seguimos siendo invisibles para la política económica y agraria del gobierno”, sentenció.
Desde el Movimiento Nacional Campesino Indígena-Somos Tierra, Diego Montón valoró la decisión del Gobierno como “una muestra de que hay una situación frágil en torno a las divisas y que, por lo tanto, se trata de recomponer las reservas, que evidentemente han sido vaciadas. También, que hay una situación macro ultra compleja y que, en virtud de eso, la cuestión del Fondo Monetario Internacional se está dilatando más de la cuenta. Por lo tanto, es una medida muy coyuntural. Lo único que busca el Gobierno es presionar para que se liquide ahora”.
Segmentación y mercado interno, lo que la quita de retenciones no soluciona
En el comunicado conjunto que la Mesa de Enlace emitió hace una semana, las organizaciones insistieron con un reclamo que viene realizando desde su creación: la segmentación de las retenciones. Se trata de un debate ausente entre los representantes de la Mesa de Enlace. “Es una medida que tampoco segmenta, que es algo en lo que nosotros siempre insistimos. Debería ser una medida que favorezca a los pequeños y medianos productores y excluya a los grandes; y que genere una herramienta para que esta quita de retenciones no se quede en las exportadoras sino que realmente llegue a los productores”, señaló Montón.
Desde Bases Federadas le ponen números a la propuesta de segmentación: “Solicitamos que la quita sea mayor para los 50.000 pequeños y medianos productores, sin beneficiar a 5.500 grandes empresas del sector agropecuario que expulsan sistemáticamente a los productores genuinos”. En la misma línea, Montón advierte: “Estamos asistiendo a una gran falta de rentabilidad de los agricultores, que va a terminar en la desaparición de miles de pequeños y medianos productores campesinos y agricultores familiares”.
Además de la baja de retenciones para los principales cereales y oleaginosas, el Gobierno anunció una quita definitiva de las retenciones a economías regionales que alcanzaría –resta la publicación del decreto– al azúcar; las preparaciones alimenticias; el algodón; el cuero bovino; las bebidas; los ovinos (lana y cueros); el tabaco; la forestoindustria; el arroz; el maní; las golosinas, los chocolates. “No tienen ningún sentido”, sentencia Levaggi y amplía: “Forma parte de un posicionamiento político, nadie está en contra de las economías regionales, pero en realidad las están destruyendo”.
Los referentes de la Mesa Agroalimentaria hacen foco en el impacto que está teniendo la política de apertura de las importaciones de alimentos, que recientemente el Gobierno reforzó con modificaciones al Código Alimentario para permitir el ingreso más ágil de productos alimentarios de países como Nueva Zelanda o Estados Unidos o desde la Unión Europea, en línea con el discurso de tratados de libre comercio que Milei enarboló en el Foro de Davos.
“La apertura de importaciones es contraria a cualquier fortalecimiento de los productores. Genera más desocupación, destruye la producción nacional. Un tomate que se compra en Paraguay, en lugar de comprárselo a un productor de La Plata es menos ingreso para los productores locales, menos dinero para el mercado interno. Se puede lograr una baja de precio circunstancial a costa de la destrucción de la economía local”, advierte Levaggi.
En ese sentido, Montón vuelve sobre el ejemplo clave de lo que está ocurriendo con el tomate, un producto estrella de las mesas argentinas y que se produce en los cordones hortícolas, por ejemplo, de Buenos Aires, Mendoza, Corrientes y otras provincias. “Tuvimos un ingreso extraordinario de tomates frescos desde Paraguay y ahora la industria está evaluando importar concentrado de tomate desde China, Italia o Chile. Esto se está profundizando y, por lo tanto, está entrando en crisis el sistema de producción de tomates para la industria, afectando a productores de varias regiones del país”.
“Este es un ejemplo de lo que está ocurriendo en muchas de las economías regionales, que además están cada vez con más dificultades para exportar. Por lo tanto, la quita de retenciones no es un elemento que esté influyendo, sino que lo que más pesa es la apertura de las importaciones”, resume Montón.
Desde Bases Federadas expresan cómo la apertura comienza a sentirse de forma crítica en otros sectores: “La importación de alimentos como tomates, cerezas, citrus, yerba, banana, limones, zanahorias, cebollas y carne de cerdos está generando la mayor expulsión de pequeños y medianos productores, por más que tengan retenciones cero para las economías regionales”.
“Mientras vemos en el mundo una profundización de las medidas proteccionistas para la agricultura, y especialmente para la agricultura familiar (léase la Política agrícola común en Europa, la Farm Bill en Estados Unidos, el Programa de desarrollo de la agricultura familia en China), en Argentina vemos cómo el Estado, a contramano de lo que ocurre en otros países, está desguazando y desmantelando cualquier tipo de ayuda para el sector”, resumen Montón.
Fuente: Agencia Tierra Viva