Bancos para el desarrollo deben reconocer su responsabilidad en su perjudicial inversión en el Congo
"La “salida” de Feronia deja al descubierto la completa falta de responsabilidad por parte de los bancos de desarrollo. Desde que éstos iniciaron su participación en Feronia, en 2013, numerosas cartas y comunicados fueron entregados por las comunidades y ONGs y publicaron informes en los medios, con serias acusaciones sobre el trato de la compañía a sus trabajadores y las comunidades, las violaciones a los derechos humanos, la ocupación ilegal de las tierras y la destrucción del medioambiente. Las instituciones financieras para el desarrollo no hicieron nada significativo para mejorar la situación, e incluso actuaron socavando los esfuerzos de la comunidad por conseguir que la compañía rindiera cuentas".
Los bancos para el desarrollo deben reconocer su responsabilidad en su perjudicial
inversión en el Congo
Los restos del asesinado líder congoleño Patrice Lumumba finalmente vuelven a su tierra desde Bélgica. Pero esto no termina con la lucha anticolonial que él encabezó y por la que fue finalmente asesinado. El poder colonial continúa saqueando la República Democrática del Congo (RDC), y en las plantaciones de palma aceitera que los europeos crearon hace más de un siglo siguen ocurriendo las crueldades del sádico reinado del Rey Leopoldo.
El gerente belga de una plantación en la provincia Equateur, en el norte, no hace mucho reinstauró la antigua práctica de castigar a latigazos a los habitantes acusados de robarle nueces de palma a las plantaciones de la compañía. Los habitantes, a quienes el gerente abiertamente llama “monos macacos”, están aterrorizados de hablar. El año pasado, dos guardias de seguridad de la compañía atacaron a un activista local de las luchas por la tierra y lo golpearon brutalmente hasta matarlo y ambos guardias caminan ahora libremente por las comunidades y continúan sembrando el terror entre los habitantes locales.
¿Quién está detrás de esta siniestra operación? Bueno, si usted vive en Europa Occidental o en Estados Unidos, es probable que tenga algo que ver con esto. La compañía, Plantations et Huileries du Congo (PHC) pertenece y recibe fondos de algunas de las principales instituciones financieras para el desarrollo de Europa y los EEUU, incluyendo algunas del Reino Unido, Francia, Alemania, Holanda y España. Durante los últimos siete años, estas instituciones públicas gastaron unos 200 millones de dólares tratando de salvar las desmoronadas y centenarias empresas que en 2009 pasaron de manos de Unilever a ser controlada por una empresa financiera canadiense, ahora en quiebra, llamada Feronia Inc.
Doscientos millones de dólares podrían haber hecho una gran diferencia para las comunidades, cuyas 10 mil hectáreas de tierras fueron ocupadas por estas plantaciones durante más de un siglo. Se podrían haber usado para construir infraestructura y servicios de salud altamente necesarios. Pero en cambio, los fondos públicos fueron puestos en manos de los funcionarios de los bancos para el desarrollo encargados de canalizar fondos a los africanos mediante el financiamiento de empresas multinacionales, extractoras de sus recursos desde sus comunidades. La mayoría de los fondos fueron malgastados en espléndidos sueldos nivel ejecutivo para los gerentes de las compañías europeas, viáticos, equipos jurídicos, consultores y pagos a un poderoso político de la RDC. Las promesas de pagarles al menos sueldos mínimos a los trabajadores y proporcionarles viviendas y servicios médicos dignos, nunca se materializaron. El argumento que se escuchó fue que el dinero no estaba destinado a esas inversiones, mientras que se utilizaban millones para pagar los salarios de los gerentes que prestaban servicios en el extranjero, en Londres y Kinshasa. Las comunidades locales, cuyas tierras fueron robadas por la compañía, siguen en la pobreza extrema y hambrientos de tierra.
En junio de 2020, después de registrar otro año de pérdidas multimillonarias en dólares, Feronia repentinamente anunció que había llegado a un acuerdo con los bancos e instituciones financieras que la controlan para transferir Plantations et Huileries du Congo a un fondo de capital privado. Este fondo fue creado en el paraíso fiscal de Mauricio y administrado por Kalaa Mpinga, hijo de un ex primer ministro de RDC e importante figura en el ambiente de las minas de oro y diamantes en África.
La institución financiera para el desarrollo del Reino Unido, el CDC Group, principal accionista de Feronia, justificó el traspaso de su participación a la compañía de Mpinga, argumentando que esto reduciría los gastos que significa mantener la compañía en el registro de la bolsa de valores de Toronto. Cualquiera que esté familiarizado con los fondos de capital privado, como sin lugar a dudas lo están los gerentes de CDC, sabe que el modus operandi de un capital privado es maximizar las comisiones, pedir grandes préstamos para cubrir deudas anteriores y ya se comieron los activos. El compromiso voluntario (que no está disponible para el público) sobre exigencias ambientales y sociales que el CDC y otros bancos para el desarrollo dicen que obtienen de las empresas de capital privado, no ofrece ninguna protección significativa para las personas del Congo que serán afectadas por el saqueo de los nuevos dueños.
Se dice que el CDC ha perdido más de 50 millones de dólares al traspasar su participación a la empresa de capital privado de Mpinga, mientras que los bancos de desarrollo europeos están aceptando renunciar hasta al 80 por ciento de los pagos que deberían recibir por préstamos pendientes.
La toma de control por parte de un capital privado, es la manifestación de un desesperado intento de los bancos por lograr una “salida”. Se supone que los bancos para el desarrollo, como el resto de los inversionistas, salen de una inversión después de obtener una ganancia y, en su caso, se supone además que lo hacen después que algún “desarrollo” real haya ocurrido. Nada de esto se aplica para el caso de Feronia. Los bancos están saliendo porque no hay a la vista un momento para que terminen las pérdidas de la compañía, debido a que las tensiones con los trabajadores y las comunidades locales, hartos de salarios de hambre y del robo de sus tierras y bosques, está creciendo y se está saliendo de control.
Traspasar el control de PHC a una firma de capital privado no resolverá esta situación ni traerá “desarrollo” a las comunidades. Si hubieran querido lograr esto, los bancos para el desarrollo simplemente habrían traspasado el control de las tierras y plantaciones de la compañía a las comunidades locales. Hay cientos de molinos de palma aceitera cerca de las plantaciones de PHC operados por la comunidades, y es un negocio que está floreciendo. Incluso, algunas comunidades ya han comenzado a recuperar y a poner en producción porciones de plantaciones que no están siendo usadas por PHC.
La “salida” de Feronia deja al descubierto la completa falta de responsabilidad por parte de los bancos de desarrollo. Desde que éstos iniciaron su participación en Feronia, en 2013, numerosas cartas y comunicados fueron entregados por las comunidades y ONGs y publicaron informes en los medios, con serias acusaciones sobre el trato de la compañía a sus trabajadores y las comunidades, las violaciones a los derechos humanos, la ocupación ilegal de las tierras y la destrucción del medioambiente. Las instituciones financieras para el desarrollo no hicieron nada significativo para mejorar la situación, e incluso actuaron socavando los esfuerzos de la comunidad por conseguir que la compañía rindiera cuentas.
Durante el último año, tampoco hicieron nada para sancionar a la compañía cuando sus guardias de seguridad atacaron y mataron a un miembro de la organización local RIAO-RDC, que había estado apoyando la lucha por sus tierras. Tampoco intervinieron cuando varios líderes comunitarios activos en la luchas por las tierras fueron arrestados, bajo cargos falsos, por un grupo de oficiales de la policía que viajaban en un vehículo de la compañía. Los líderes de la comunidad fueron detenidos y los mantuvieron meses en la cárcel, sin cargos, mientras la compañía finalizaba una polémica plantación de nuevos bloques de palma aceitera en torno a su comunidad.
No podemos permitir que los bancos de desarrollo salgan libres de este desastre. Como mínimo, debe haber una investigación transparente e independiente a los inversionistas sobre la muerte del defensor de la tierra de RIAO-RDC y de todas las otras violaciones a los derechos humanos y ambientales cometidas por Feronia Inc y su subsidiaria PHC, durante el tiempo en que los bancos de desarrollo estuvieron involucrados financieramente en la compañía. Los bancos de desarrollo deben ser considerados responsables de estas violaciones y los costos de los daños deben pagarse a las personas que en la RDC fueron afectadas por sus acciones. En el caso Feronia, y en otros fracasos de los bancos de desarrollo, es evidente la necesidad de transformar las prácticas de las instituciones de financiamento al desarrollo y considerar si no sería mejor cerrarlos por completo.
La otra acción básica que debe exigirse, por la participación de los bancos de desarrollo en el caso Feronia, es la restitución de las tierras a las comunidades. Nueve comunidades en la RDC han presentado una queja ante la Corporación Alemana de Inversión y Desarrollo (DEG) que fue aceptada por el mecanismo de quejas del banco. El proceso de mediación está en marcha, pero ha estado obstaculizado por una seria falta de apoyo financiero para las comunidades y para las organizaciones locales que los asisten en el proceso, así como por la situación de inseguridad en la zona, fomentada por la compañía. El DEG y otros bancos de desarrollo aún están vinculados al PHG a través de la deuda, que tiene como garantía las tierras de la empresa. Pero ahora, con la compañía en manos de un capital privado, será aún más difícil para las comunidades asegurar una buena disposición de la compañía en el proceso de mediación.
Ciertamente, Feronia no es la única inversión perjudicial de los bancos para el desarrollo, de Europa y los Estados Unidos. Hay una larga y creciente lista de estos casos. Pero el desastre de Feronia debe ser el último.
Fuente: GRAIN