Atlas de la carne: hechos y cifras sobre los animales que comemos
"Este Atlas está dirigido a ayudar a todas aquellas personas que buscan la justicia climática y la soberanía alimentaria, y que quieren proteger la naturaleza. Al revelar nuevos datos y hechos y conectar diferentes temas clave, supone una contribución esencial al trabajo realizado por mucha gente para arrojar luz sobre los problemas derivados de la producción cárnica industrial".
PRÓLOGO
Una de las principales máximas de Juventud por el Clima - Fridays for Future, el movimiento de jóvenes por el clima, es “¡Escuchemos a la ciencia!” En la era de la COVID-19 los gobiernos recurren a menudo a gente del mundo de la ciencia y adaptan las políticas según sus consejos.
La ciencia lleva más de una década insistiendo en que para ser respetuosas con el clima y la biodiversidad, las dietas deben reducir a menos de la mitad la carne consumida hoy día en los países industrializados. Sin embargo, todavía estamos lejos de un cambio ambicioso y concreto de las políticas agrícolas y alimentarias para abordar la crisis climática. El sector de la alimentación y la agricultura de los países industrializados, responsable de un tercio de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, está lejos de hacer lo necesario para reducirlas.
La crisis climática no fue capaz de hacer sonar las alarmas, pero quizás la COVID-19 lo logre. La expansión de la agricultura industrial a expensas de la naturaleza pone en riesgo nuestra salud global. La OMS ha subrayado la funesta amenaza para la salud humana en todo el planeta que suponen las zoonosis (enfermedades infecciosas transmitidas a través de animales), estrechamente vinculadas a la producción mundial industrial de carne y piensos. Además, se vieron claramente las terribles condiciones laborales de los mataderos durante la primera y segunda olas de COVID-19, cuando las fábricas cárnicas se convirtieron en focos de infección en muchos países.
El hecho de que la industria cárnica siga lucrándose a lo largo de las crisis y estando sujeta a una escasa regulación hace que nos preguntemos a quién escuchan realmente los gobiernos. Las corporaciones de la carne alimentan la crisis climática, la deforestación, el uso de pesticidas y la pérdida de biodiversidad, y expulsan a los pueblos de sus tierras, a pesar de lo cual siguen teniendo apoyo y financiación de los bancos e inversores más poderosos del mundo, muchos de los cuales están en Europa. Por otro lado, las políticas de bienestar animal, comercio y clima incluyen muy pocas restricciones para esta industria tan nociva. A menudo, solo es posible aprobar normativas estrictas y vinculantes a través de la implicación ciudadana, como con la campaña “End the Cage Age” (acabemos con las jaulas).
Esta Iniciativa Ciudadana Europea para la prohibición de la cría de animales en jaulas en la UE agrupó a más de 170 organizaciones y contó con el apoyo de 1,4 millones de personas. Hace tiempo que la ciudadanía comprendió el problema.
Los resultados de una encuesta encargada para este informe en Alemania demuestran que más de dos tercios de la generación joven rechaza la industria cárnica actual. Consideran que la producción de carne es una amenaza para el clima y duplican a la población general en la elección de dietas vegetarianas o veganas. Además, piensan que el gobierno debería actuar.
Digan lo que digan los políticos, las leyes y normativas pueden guiar nuestras decisiones de consumo, favoreciendo la sostenibilidad y la salud. Numerosos instrumentos coadyuvan a tal fin: fiscales, informativos y jurídicos.
Las estrategias alimentarias europeas y nacionales deben contener estos instrumentos, junto con otros que fomenten la ganadería sostenible y una transición de la industria hacia modelos más ligados al territorio, para crear entornos alimentarios más justos y sostenibles. También deberían reforzar
la legislación medioambiental, social y sobre bienestar animal para lograr que la producción cárnica actual se centre en la calidad y no en la cantidad.
Hace nueve años publicamos el primer Atlas de la carne. Desde entonces, han cambiado muchas cosas en Europa y en todo el mundo. La carne industrial se ha convertido en un tema crítico en la sociedad, los medios y la ciencia. El público opta cada vez más por productos vegetarianos y carne producida sosteniblemente. Está claro que mucha gente (sobre todo joven) no quiere seguir aceptando el daño que la industria cárnica, motivada por el lucro, causa al medio ambiente, y tiene un interés y un compromiso cada vez mayores con el clima, la sostenibilidad, el bienestar animal y la soberanía alimentaria.
Creemos que este hecho es un alentador paso adelante, y queremos utilizar este Atlas para fortalecer su compromiso mediante la información.
Este Atlas está dirigido a ayudar a todas aquellas personas que buscan la justicia climática y la soberanía alimentaria, y que quieren proteger la naturaleza. Al revelar nuevos datos y hechos y conectar diferentes temas clave, supone una contribución esencial al trabajo realizado por mucha gente para arrojar luz sobre los problemas derivados de la producción cárnica industrial.
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Fuente: Amigos de la Tierra