3er Foro Global Nyéléni: mujeres en lucha por la transformación sistémica #8M25
El 8 de marzo no es solo una fecha para conmemorar, sino una jornada de lucha y reivindicación por los derechos de las mujeres trabajadoras en todo el mundo. Desde la economía feminista hasta la soberanía alimentaria, desde la resistencia a la expansión capitalista hasta la defensa de los cuerpos y territorios, las organizaciones y los movimientos sociales globales que integran el proceso Nyéléni rumbo al 3er Foro Global convergen en la exigencia de justicia y equidad, denunciando un sistema que perpetúa la explotación y la violencia contra las mujeres y los pueblos. Aquí están diversas acciones lideradas por algunas de estas organizaciones y movimientos en su lucha continua contra el patriarcado.
Comunicado de Prensa
La Marcha Mundial de las Mujeres reafirma su compromiso con la economía feminista y la desmilitarización, alzando la voz contra el capitalismo y el fascismo que amenazan la autodeterminación de los pueblos y exacerban las desigualdades. En el inicio de su 6ta Acción Internacional, la lucha del pueblo saharaui se erige como símbolo de resistencia contra la ocupación y el expolio de los bienes comunes. En esta lucha global, La Vía Campesina impulsa el Feminismo Campesino y Popular, un feminismo de clase que enfrenta la crisis alimentaria y la violencia estructural, reivindicando la soberanía alimentaria para la emancipación de las mujeres rurales. Ante el avance del fascismo, la violencia y la crisis alimentaria, el movimiento campesino denuncia el aumento de la pobreza, el desempleo, la deuda rural y las crisis migratorias. También alerta sobre las políticas neoliberales que facilitan el saqueo de los recursos naturales y debilitan la democracia, afectando principalmente a mujeres, diversidades y niños.
La Red Intercontinental de Promoción de la Economía Social y Solidaria (RIPESS) refuerza esta visión al centrar su lucha en los cuidados como eje de un modelo económico basado en la cooperación, la justicia climática y el trabajo digno. En la misma línea, el Movimiento por la Salud de los Pueblos denuncia cómo la privatización de los sistemas de salud, el auge de regímenes autoritarios y la crisis climática profundizan la desigualdad de género, impactando especialmente en la salud de las mujeres y en el acceso a derechos sexuales y reproductivos.
Las mujeres también han estado en la primera línea de la defensa del medio ambiente y los bienes comunes. Amigos de la Tierra Internacional denuncia la relación entre capitalismo, patriarcado y neocolonialismo, enfatizando la necesidad de reconocer a las mujeres como sujetas políticas para cambiar el sistema y construir un mundo más justo. Desde el Consejo Internacionacional de Tratados Indios (CITI), la lucha indígena resalta la intersección entre la violencia de género y la destrucción de la Madre Tierra, reivindicando el papel de las mujeres en la protección del agua, la tierra y las semillas como una acción de resistencia cultural y política.
Las mujeres pescadoras organizadas en el Foro Mundial de Pueblos Pescadores (WFFP) enfrentan una lucha similar, desafiando las políticas depredadoras y el acuicultura industrial que amenazan sus medios de vida y la sostenibilidad de los mares. En la defensa de sus derechos, exigen un espacio digno y el respeto por la pesca artesanal como base de la economía local y la soberanía alimentaria de sus comunidades. La Federación Internacional de Movimientos Rurales, Adultos y Católicos (FIMARC), por su parte, recalca la necesidad de garantizar la igualdad de género como un derecho fundamental y una base necesaria para sociedades pacíficas, prósperas y sostenibles, denunciando la persistencia de brechas salariales, discriminación en el acceso a la educación y la invisibilización del trabajo de las mujeres en la economía global.
Desde las tierras agrícolas de África Occidental, la Red de Organizaciones Campesinas y Productores de África Occidental (ROPPA) reafirma que las mujeres son el pilar de la soberanía alimentaria. En el corazón de la agricultura, donde constituyen el 80% de la mano de obra, enfrentan con determinación la inseguridad alimentaria en sus comunidades. A pesar de ello, enfrentan barreras estructurales que limitan su acceso a la tierra, el crédito y la formación, lo que refuerza la urgencia de políticas agrícolas equitativas y el fortalecimiento de la agroecología campesina como una alternativa real para la transformación sistémica. Asimismo, la Alianza Mundial de Pueblos Indígenas Móviles (WAMIP), que agrupa a comunidades nómadas que preservan la biodiversidad y defienden el uso sostenible de los bienes comunes, se alza con fuerza en este contexto de lucha global. Las mujeres, a menudo invisibilizadas, son el pilar de estas comunidades, encargándose del cuidado familiar y el bienestar colectivo. A pesar de los intentos de silenciarlas, se levantan con fuerza para exigir su derecho a existir, ser reconocidas y defender sus territorios. Enfrentan un sistema colonial que sigue despojándolos de sus territorios y formas de vida, siempre con la mirada puesta en las generaciones futuras.
Este 8 de marzo, las mujeres del mundo marchan juntas. Desde los campamentos saharauis hasta los mercados rurales, desde los hospitales hasta los mares, desde los bosques ancestrales hasta las ciudades y más allá, en cada rincón del campo. La lucha de las mujeres no es un hecho aislado, sino un proceso continuo de resistencia y transformación sistémica. La convergencia de sus organizaciones en el poceso Nyéléni demuestra que sólo a través de la solidaridad, la justicia social y la defensa de la vida podrá construirse un futuro donde las mujeres y todos los pueblos sean verdaderamente libres.
Fuente: La Vía Campesina