Los últimos informes del IPCC y la IPBES, autoridades científicas en temáticas de biodiversidad y cambio climático, reconocen la urgencia de actuar desde diferentes frentes para frenar la creciente crisis climática, situación que inició su consolidación en la segunda posguerra, al integrar los combustibles fósiles en la producción industrial, innovación que permitió, desde una lógica colonial, consolidar en el mundo estructuras de “desarrollo económico”, basadas en el consumo y explotación de la naturaleza, y de los seres humanos, de forma diferencial.