"La corriente que domina en Latinoamérica es esencialmente una agroecología política, entendida como aquella que reconoce que la sustentabilidad agraria no puede alcanzarse solamente con innovaciones tecnológicas (sean agronómicas o ambientales), sino que es necesario un profundo cambio institucional y en las relaciones de poder, es decir que toma en cuenta los factores sociales, culturales, agrarios y políticos, y los principios de autogestión, autosuficiencia y autogobierno."