Las líneas por las que se viene tejiendo la red popular de producción de semillas, distribución planificada de alimentos, procesamiento de harinas a escala comunitaria, y la producción conuquera, significan una apuesta a la construcción de un tejido que contribuye a un cambio estructural, que incorpore alimentos propios y coloque nuestros recursos y dinero en el sistema nacional, y no en los circuitos importadores especuladores.